Saber/ignorar
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Saber e ignorar forman un binomio conceptual ampliamente glosado a lo largo de la historia del hombre.
«El sabio sabe que ignora».
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Citas de saber / ignorar
editar- «Daría todo lo que sé, por la mitad de lo que ignoro».[1]
- «El “etcétera” es el descanso de los sabios y la excusa de los ignorantes».[2]
- «El ignorante tiene valor; el sabio, miedo».[2]
- «El primer paso de la ignorancia es presumir de saber, y muchos sabrían si no pensasen que saben».[4]
- «Es muy difícil saber todo lo que hace falta, y mucho más difícil ignorar todo lo que hace falta ignorar».[6]
- «La ignorancia es la maldición de Dios; el saber, es el ala que nos presta para volar al cielo».[7]
- «La oscuridad nos envuelve a todos, pero mientras el sabio tropieza en alguna pared, el ignorante permanece tranquilo en el centro de la estancia».[3]
- «La sabiduría y la razón hablan; la ignorancia y el error ladran».[8]
- «Lo que nunca acabaremos de saber es cómo ignorar lo que nunca podremos comprender».[9] o «Lo único que no sabemos es ignorar lo que no debemos saber».[10]
- «Los sabios tienen sobre los ignorantes las mismas ventajas que los vivos sobre los muertos; que la sabiduría es un adorno en la prosperidad y un refugio en la adversidad».[3]
- «O sabes que nada sabes, o lo ignoras. Si lo ignoras, no puedes afirmarlo. Si lo sabes, algo sabes».[14]
- «Quien conoce su ignorancia revela la más profunda sabiduría. Quien ignora su ignorancia vie en la más profunda ilusión».[15]
- «Saber lo que todo el mundo conoce es como no saber nada. El saber comienza allí donde el mundo comienza a ignorar».[16]
- «Si discutes mucho para probar tu sabiduría, pronto probarás tu ignorancia».[18]
- «Siempre que trato con hombres del campo pienso en lo mucho que ellos saben y nosotros ignoramos, y en lo poco que a ellos importa conocer cuanto nosotros sabemos».[19]
- «Tres clases hay de ignorancia: no saber lo que debiera saberse, saber mal lo que se sabe, y saber lo que no debiera saberse».[20]
Véase también
editarReferencias
editar- ↑ Palomo (2013), p. 253.
- ↑ 2,0 2,1 Albaigès (1997), p. 272.
- ↑ 3,0 3,1 3,2 Palomo (2013), p. 257.
- ↑ Señor (1997), p. 294.
- ↑ Señor (1997), p. 465.
- ↑ Señor (1997), p. 293 .
- ↑ Ortega (2013), p. 2198.
- ↑ Señor (1997), p. 294.
- ↑ Ortega (2013), p. 828.
- ↑ Ortega (2013), p. 1293.
- ↑ Ortega (2013), p. 2195.
- ↑ Ortega (2013), p. 1897.
- ↑ Señor (1997), p. 472
- ↑ Señor (1997), p. 464
- ↑ Palomo (2013), p. 161.
- ↑ Señor (1997), p. 467.
- ↑ Palomo (2013), p.161.
- ↑ Palomo (2013), p. 100.
- ↑ Publicado originalmente en la revista Mundial de París, núm. 9, enero de 1912, dentro del cuento-leyenda La tierra de Alvargonzález. Recogido en Los complementarios (octubre, 1922). Machado, Antonio (1968 (2.ª ed.). Los complementarios. (Selección de Guillermo de Torre). Losada. p. 88.
- ↑ Señor (1997), p. 296.
Bibliografía
editar- Albaigès, Josep María (1997). Un siglo de citas. Planeta. ISBN 8423992543.
- Ortega, Arturo. El gran libro de las frases célebres. Penguin Random House Grupo Editorial. México, 2013. ISBN 6073116314, 9786073116312.
- Palomo, Eduardo. Cita-logía. pág. Punto Rojo Libros, 2013. ISBN 9788416068104.
- Señor, Luis (1ª ed. 1997 / 2017). Diccionario de citas. Espasa Calpe. ISBN 8423992543.