Salvaje es la cualidad de «primitivo o no civilizado».[1]

Citas editar

  • «Cuando un comerciante no es un felón, es un salvaje».[2]
  • «El camino más claro hacia el Universo es a través de un bosque salvaje».
    [The clearest way into the Universe is through a forest wilderness].[3]
  • «El hombre salvaje no tiene más que sentimientos; el civilizado tiene sentimientos e ideas».[4]
  • «El más dañino de todos los animales salvajes es el murmurador; de los animales domésticos, el adulador».[6]
  • «El orgullo es una fiera salvaje que vive en una cueva y yerra por el desierto».[7]
  • «El primer surco abierto en la tierra por el hombre salvaje, fue el primer acto de su civilización».[8]
  • «La justicia es la venganza del hombre social, como la venganza es la justicia del hombre salvaje».[9]
  • «Los hombres civilizados son menos amables que los salvajes porque saben que pueden ser más descorteses sin correr el riesgo de que les partan la cabeza».[10]
  • «No se puede perjudicar a la educación o la sanidad porque es una salvajada». [11]
  • «Un hombre joven que todavía no haya llorado es un salvaje, y un anciano que no sepa reírse es un insensato».[12]

Citas en verso editar

  • «Lo que el salvaje que con torpe mano
    hace de un tronco a su capricho un dios,
    y luego ante su obra se arrodilla,
    eso hicimos tú y yo».[13]
  • «Yo quise para mí tu cabellera.
    Y de todos los dones de mi patria
    sólo escogí tu corazón salvaje».[14]

En el Quijote de Cervantes editar

Página principal: El Quijote
  • «Llegó en esto la noche, y con ella el punto determinado en que el famoso caballo Clavileño viniese, cuya tardanza fatigaba ya a don Quijote, pareciéndole que, pues Malambruno se detenía en enviarle, o que él no era el caballero para quien estaba guardada aquella aventura, o que Malambruno no osaba venir con él a singular batalla. Pero veis aquí cuando a deshora entraron por el jardín cuatro salvajes, vestidos todos de verde yedra, que sobre sus hombros traían un gran caballo de madera. Pusiéronle de pies en el suelo, y uno de los salvajes dijo:
    — Suba sobre esta máquina el que tuviere ánimo para ello».[15]

Referencias editar

  1. Diccionario de la RAE
  2. Cohetes. Baudelaire, Charles (1999). ‘Mi corazón al desnudo’ y otros escritos póstumos. Valdemar; trad. de María Badiola. p. 178. ISBN 8477022836. 
  3. The Wilderness World of John Muir. Muir, John. Editor Edwin Way Teale. Houghton Mifflin Harcourt, 2001. ISBN 9780618127511. Página 312.
  4. Ortega (2013), p. 2178.
  5. Premios Nobel de literatura: una lectura crítica, Laura Vaccaro. Universidad de Sevilla, 2007. p. 120.
  6. Ortega (2013), p. 79.
  7. El loro de Flaubert. Julian Barnes. Editorial Anagrama, 2015. ISBN 9788433936301;en GLibros
  8. Ortega (2013), p. 758.
  9. Señor (1997), p. 306.
  10. La torre del elefante. NoBooks Editorial, 2017. en GLibros
  11. Publicado en El País del 2013/10/25
  12. Señor (1997), p. 180.
  13. Rima I. Menciones en GL.
  14. Soneto XLVI de Cien sonetos de amor (1959). Menciones en GL.
  15. Capítulo XLI. "De la venida de Clavileño, con el fin desta dilatada aventura". Proyecto Gutenberg.

Bibliografía editar

  • Ortega, Arturo. El gran libro de las frases célebres. Penguin Random House Grupo Editorial. México, 2013. ISBN 6073116314, 9786073116312. En Google Books.
  • Señor, Luis (1ª ed. 1997 / 2017). Diccionario de citas. Espasa Calpe. ISBN 8423992543. 

Enlaces externos editar