Eugène Ionesco

dramaturgo franco rumano
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Eugène Ionesco
«Nadie es dueño de la multitud aunque crea tenerla dominada»
«Nadie es dueño de la multitud aunque crea tenerla dominada»
Véase también
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Eugène Ionesco (Slatina, Rumania, 26 de noviembre de 1912​ – París, Francia, 28 de marzo de 1994), fue un dramaturgo y escritor rumano en lengua francesa.

  • «Desconfío de los autores que, en una obra teatral, se proponen demostrar una cosa u otra».[1]
  • «El arte es inútil, pero el hombre es incapaz de prescindir de lo inútil».[2]
  • «En conciencia, un médico debería morir con el enfermo si no pueden sanar juntos». [3]
  • «La obra de arte no es el reflejo (la imagen del mundo); pero está hecha “a imagen” del mundo».[5]
  • «Más que el maestro de escuela, el crítico debe ser el alumno de la obra».[6]
  • «Mírate a ti mismo con un ojo, escúchate con el otro».[7]
  • «Nadie es dueño de la multitud aunque crea tenerla dominada».[8]
  • «No hay una solución al misterio del mal, sólo un camino que sepa atravesarlo: la piedad, la caridad, el ágape y la gracia».[9]
  • «No puedes prevenir los acontecimientos hasta que han llegado». [10]
  • «No hay sólo que integrar. Tambien hay que desintegrar. Esto es la vida. Esto es la filosofía. Esto es la ciencia. Esto es el progreso, la civilización». [11]
  • «¡Oh, palabras, cuántos crímenes se cometen en vuestro nombre!»[12]
  • «Pensar contra la corriente del tiempo es heroico; decirlo, una locura».[13]
  • «Si es absolutamente necesario que el arte o el teatro sirvan para algo, será para enseñar a la gente que hay actividades que no sirven para nada y que es indispensable que las haya».[14]
  • «Sólo lo efímero tiene valor perdurable». [15]
  • «Sólo para los débiles de espíritu “la Historia siempre tiene razón”».[16]
  • «Solo valen las palabras. Lo demás es charlatanería».[17]
  • «Toda obra realista o comprometida no es más que melodrama».[18]
  • «Una idea es verdad cuando aún no se ha impuesto». [21]
  • «Una labor: librar al teatro de todas las cadenas de la tradición».[22]
  • «Una obra está viva cuando sorprende, cuando desorienta los espectadores y les pone en contradicción con ellos mismos».[23]

Referencias

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  1. Bartra (1994), p. 144.
  2. Albaigès (1997), p. 526.
  3. La cantante calva. Albaigès (1997), p. 106.
  4. Albaigès (1997), p. 170.
  5. Bartra (1994), p. 145.
  6. Bartra (1994), p. 145.
  7. Improvisation. Albaigès (1997), p. 110.
  8. Ortega (2013), p. 2781.
  9. Albaigès (1997), p. 312.
  10. El rinoceronte, 1959 Albaigès (1997), p. 563.
  11. La lección, 1950. Albaigès (1997), p. 581.
  12. Albaigès (1997), p. 533.
  13. Albaigès (1997), p. 102.
  14. Albaigès (1997), p. 526.
  15. Improvisation. Albaigès (1997), p. 409.
  16. Bartra (1994), p. 145.
  17. Señor (1997), p. 268.
  18. Journal en miettes. Albaigès (1997), p. 72.
  19. Notes et contre-notes. Albaigès (1997), p. 262.
  20. Bartra (1994), p. 144.
  21. Albaigès (1997), p. 269.
  22. Bartra (1994), p. 144.
  23. Bartra (1994), p. 144.

Bibliografía

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