Discusión:Wilhelm Reich
Último comentario: hace 26 días por Latemplanza en el tema Selección interesada sin justificación de autoridad de cita: WQ no es un blog
Selección interesada sin justificación de autoridad de cita: WQ no es un blog
editar- «La destructividad fijada en el carácter no es nada más que cólera por la frustración en general y la falta de gratificación sexual en particular. El individuo orgásticamente insatisfecho desarrolla un carácter falso y miedo a cualquier conducta que no haya meditado de antemano -en otras palabras, miedo a toda conducta espontánea y verdaderamente viva- e igualmente teme percibir sensaciones de origen vegetativo». «Los analistas interpretaron erróneamente mi teoría de la genitalidad. Habían oído decir que la privación de satisfacciones sexuales era la causa de las neurosis, y entonces dejaron que sus pacientes se "satisficieran", y procuraron curar rápidamente. Descuidaban todos ellos el hecho de que la esencia de la neurosis era la incapacidad de obtener gratificación [...] El miedo a la muerte y a morir es idéntico a la inconsciente angustia de orgasmo, y el supuesto instinto de muerte, el anhelo por la disolución, la nada, es un anhelo inconsciente de alivio orgástico de la tensión». (De La función del orgasmo. Editorial Paidós, 2010. ISBN 978-84-493-2247-1; pp. 134 a 139.) «Toda manifestación positiva de la vida es agresiva. Gran parte de la perniciosa inhibición de la agresividad que sufren nuestros niños obedece a la equiparación de "agresivo" con "perverso" [...] Cada tipo de acción destructiva es por sí mismo la reacción del organismo a la ausencia de gratificación de alguna necesidad vital, especialmente la sexual [...] La destructividad sádica generalizada de nuestra época es el resultado de la prevaleciente inhibición de la vida amorosa natural». (De La función del orgasmo. Editorial Paidós, 2010. ISBN 978-84-493-2247-1; pp. 140-2.)
- «En este proceso de vencer la plaga emocional, encontraremos al homo normalis en su peor aspecto, bajo la forma del místico virtuoso y del animal humano mecanicista que huyen de sí mismos por ser incapaces de enfrentar las intensas emociones bioenergéticas y haber perdido la función natural de la autorregulación. El homo normalis ha combatido la biofísica orgónica por la misma razón que le impulsó a quemar brujas: el horror a las fuerzas de la vida en el animal humano, que él es incapaz de sentir en sí mismo [...] Por primera vez en la historia de la medicina, la plaga emocional, construida y mantenida sobre el temor a las sensaciones orgánicas, ha encontrado su oponente médico. Ésta es nuestra gran obligación: capacitar al animal humano para que acepte la naturaleza que existe dentro de él, para que deje de escapar de ella y goce lo que ahora tanto teme». (Wilhelm Reich. Análisis del carácter. Editorial Paidós, 1980. ISBN 84-7509-008-7. pp. 500 y ss.)
- «Freud mantuvo siempre que “La cultura debe su existencia a la represión del instinto y a la renuncia al instinto”. Se prueba la falsedad de esta teoría con argumentos históricos: existen sociedades, culturalmente muy desarrolladas, sin represión sexual de ningún género y cuya vida sexual es libre. (…) La represión sexual de base sicológica colectiva crea una cierta cultura, a saber, la cultura patriarcal en todas sus modalidades; lo que no quiere decir, en absoluto, que sea la base de la cultura en general (p. 38) Los moralistas no comprenderán jamás que la miseria sexual es uno de los frutos nacidos de la moral coercitiva predicada por ellos. Buscarán las causas, ya en la naturaleza viciada de los humanos, (…) ya en el incumplimiento de las normas ascéticas y monógamas por ellos dictadas. No podemos esperar que se reconozcan cómplices, instrumentos, de lo que ellos quieren reformar. Si lo reconocieran, se tambalearía su base económica (p. 57) 'La miseria sexual de la juventud es un problema esencialmente social, surgido de la exigencia de castidad impuesta por la sociedad conservadora'. Todos los fenómenos conflictivos y neuróticos de la pubertad tienen idéntico origen: el conflicto entre el hecho de que un adolescente a los quince años más o menos alcance la madurez sexual, y con ella, la necesidad fisiológica de relaciones sexuales, y el hecho de la imposibilidad económica y sicológica de cumplir, a esa edad, con todas las ordenanzas legales impuestas por la sociedad para la actividad sexual. (p. 102)
- «La experiencia médica enseña que de la inhibición sexual nacen la enfermedad, la perversión y la lascivia. (p. 87) Incluso en aquellas sociedades primitivas que cuentan ya con la institución del matrimonio estrictamente monógamo, los adolescentes gozan, sin embargo, entre la pubertad y el matrimonio, de una completa libertad sexual. Ninguno de estos relatos hace mención de la miseria sexual o de suicidios por frustración amorosa entre los adolescentes. En estas sociedades no existe el conflicto entre la madurez sexual y privación de placer genital. Ahí está la diferencia fundamental entre la sociedad primitiva y la sociedad autoritaria (p. 103) Un comportamiento sexual que pueda, en justicia, ser llamado continencia es tan insólito que prácticamente no cuenta en absoluto. (p. 108) La exigencia de castidad (al adolescente) sirve para formar en el individuo una estructura sexual que le capacite para el estricto matrimonio monógamo y le haga un disciplinado súbdito del Estado. La sociedad autoritaria concede la mayor importancia a la represión de la sexualidad juvenil. La perpetuidad del matrimonio y familia coercitivos, así como la producción de estructuras serviles, exige esta represión. (p. 121) La masturbación no mitiga la nocividad de la continencia más que en una muy escasa proporción. (p. 128) Copiado de: Wilhelm Reich. La revolución sexual. Editorial Planeta, 1985. ISBN 84-395-0006-8.