Fósil

resto o señal de actividad de organismos del pasado

Un fósil puede referirse a «una sustancia de origen orgánico o de un resto de organismo, que está más o menos petrificado, y se encuentra por causas naturales en las capas terrestres, especialmente si pertenece a otra época geológica»[1] o a la «impresión, un vestigio o un molde que denota la existencia de organismos que no son de la época geológica actual».[1]

Citas sobre fósil, fosilizado, etc.Editar

NOTA: Salvo en los casos que cuentan con referencia en español, la traducción de las citas incluidas en esta sección es propia del usuario que las aporta.

  • «Ahora, con respecto al registro fósil, ciertamente vemos cambios. Si alguno de nosotros fuera llevado a un paisaje del Cretácico inmediatamente reconoceríamos la diferencia. Algunas de las plantas y animales serían familiares, pero la mayoría han cambiado y algunos tipos serían totalmente diferentes de los actuales. Este registro de cambio demuestra muy claramente que la evolución ha ocurrido si definimos evolución simplemente como cambio; pero no nos cuenta como tuvo lugar este cambio, y esa es realmente la cuestión. Si permitimos que actúe la selección natural, como casi tenemos que hacer, el registro fósil no nos cuenta si fue responsable del 90 por ciento del cambio que vemos, o del 9 por ciento o del 0,9 por ciento».[2]
  • «Ahora estamos a aproximadamente 120 años desde Darwin y el conocimiento del registro de los fósiles ha aumentado en gran manera. Ahora tenemos un cuarto de millón de especies fósiles, pero la situación no ha cambiado mucho. El registro de la evolución todavía es sorprendentemente disparejo y, además, irónicamente, tenemos hasta menos ejemplos de transición evolutiva de los que teníamos en el tiempo de Darwin [...] como resultado de información más detallada. [...] Por eso, no se ha mitigado el problema de Darwin en los últimos 120 años».[3]
  • «Cerca de Santa Fe se encuentra en el campo de Gigante, a 1370 toesas de altura, una inmensidad de huesos fósiles de elefante, tanto de la especie de África como de los carnívoros que se descubrieron en Ohio. También he recibido huesos de un lugar de los Andes situado a dos grados de latitud, de Quito y de Chile, de manera que puedo probar la existencia y la destrucción de esos elefantes gigantescos, desde Ohio hasta la Patagonia...».[4]
    • Alexander von Humboldt
    • Fuente: Humboldt, Alexander von. «Carta dirigida a A. G. Humboldt, Lima, noviembre 24 de 1802». En Cartas Americanas, p. 87.
  • «¿Es posible que los huesos fosilizados de un simio más antropoide (semejante al hombre) o de un hombre más pitecoide estén esperando en algunos estratos antiquísimos las investigaciones de un paleontólogo que no ha nacido todavía?».[5]
  • «La idea de que cada organismo hubiese sido construido meticulosamente por un Gran Diseñador proporcionaba a la naturaleza significado y orden, y a los seres humanos una importancia que todavía anhelamos. Un Diseñador constituye una explicación natural, atractiva y muy humana del mundo biológico. Pero, como demostraron Darwin y Wallace, hay otra explicación igualmente atractiva, igualmente humana y mucho más convincente: la selección natural, que hace la música de la vida más bella a medida que pasan los eones.
    La evidencia fósil podría ser consistente con la idea de un Gran Diseñador; quizás algunas especies quedan destruidas cuando el Diseñador está descontento con ellas e intenta nuevos experimentos con diseños mejorados. Pero esta idea es algo desconcertante. Cada planta y cada animal está construido de un modo exquisito; ¿no debería haber sido capaz un Diseñador de suprema competencia de hacer desde el principio la variedad deseada? Los restos fósiles presuponen un proceso de tanteo, una incapacidad de anticipar el futuro, lo cual no concuerda con un Gran Diseñador eficiente (aunque sí con un Diseñador de un temperamento más distante e indirecto)».[6]
  • «Las similitudes entre todos los seres vivos de la misma clase a veces se han representado como un gran árbol... Las ramitas y brotes verdes pueden representar las especies existentes; y las producidas durante los años anteriores pueden representar la larga sucesión de especies extinguidas... Los troncos se dividen en grandes ramas, y éstas en ramas cada vez menores, pero ellas mismas fueron una vez, cuando el árbol era pequeño, ramitas en ciernes, y esta relación entre los brotes antiguos y los actuales que se van ramificando bien puede representar la clasificación de todas las especies vivientes y extinguidas en grupos subordinados a otros grupos... Desde el primer crecimiento del árbol, muchos troncos de segundo orden y ramas secundarias se han desintegrado y han desaparecido, y estas ramas perdidas de varios tamaños puede representar esas órdenes enteras, familias, y géneros de los que ahora no existen representantes vivos y que nos son conocidos sólo por haber sido encontrados en estado fósil».[8]
  • «Los residuos fósiles de antiguas formas de vida hallados en las rocas no revelan un principio sencillo. [...] de modo que la teoría evolucionista carece de un fundamento apropiado».[9]
  • «Para los científicos seglares, los fósiles, pruebas de la vida del pasado, constituyen el último y final tribunal de apelaciones, porque el registro fósil es la única historia auténtica de la vida a disposición de la ciencia. Si esta historia fósil no concuerda con la teoría evolucionista —⁠y hemos visto que no lo hace⁠—, ¿qué enseña? Nos dice que las plantas y los animales fueron creados en sus formas básicas. Los datos básicos del registro fósil apoyan la creación, no la evolución».[10]

ReferenciasEditar

  1. 1,0 1,1 Real Academia Española. «fósil.» Diccionario de la lengua española (edición del Tricentenario, actualización 2019). Consultado el 6 de marzo de 2020.
  2. Conflicts between Darwin and Paleontology, Field Museum of Natural History Bulletin, enero de 1979, Vol. 50 No. 1, pp. 22-29. [Referencia incompleta]
  3. Field Museum of Natural History Bulletin, de enero de 1979, pp. 23-25. [Referencia incompleta]
  4. Nieto Olarte, Mauricio. Americanismo y eurocentrismo: Alexander von Humboldt y su paso por el Nuevo Reino de Granada, p. 113. Ediciones Uniandes-Universidad de los Andes, 2010. ISBN 9586955680, 9789586955683. En Google Libros. Consultado el 6 de marzo de 2020.
  5. Curtis, Helena. «La evolución de los homínidos». Invitación a la biología, p. 295. Ed. Médica Panamericana, 2006. ISBN 950-06-0551-1.
  6. Sagan, Carl. Cosmos, pp. 28 y 29. 7a. ed. Planeta, 1983.
  7. Hoyle, Fred y Chandra Wickramasinghe. Evolution from Space, p. 111. 1981. [Referencia incompleta]
  8. Darwin, Charles. El origen de las especies (1859). Capítulo 4. [Referencia incompleta]
  9. Hoyle, Fred y Chandra Wickramasinghe. Evolution from Space, p. 8. Citada en: «¿Pudiera originarse al azar la vida?», capítulo 4 de La vida... ¿cómo se presentó aquí? ¿Por evolución, o por creación?. [Referencia incompleta]
  10. Liberty, “Evolution or Creation?”, septiembre/octubre de 1975, p. 14. [Referencia incompleta]