Sonia Sánchez
escritora argentina
Sonia Sánchez (Villa Ángela, Chaco, Argentina, 1964) es una activista abolicionista de la prostitución en Argentina.
Sonia Sánchez | |||||||||||
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Citas
editar- «La mujer que hace de esposa también es un objeto, en este caso incorporado a la casa. De ahí las dos categorías de mujeres en el lenguaje popular: "mujer de la calle" y "mujer de la casa". Entre una y otra parece que no cabe la "mujer de sí misma", libre de transitar y más allá de la condición de objeto»
Fuente, Sánchez, Sonia; Galindo, María. "Ninguna mujer nace para puta", 9 edición, Buenos Aires, 2018, ISBN 9789721923547, página 184.
- «Todo prostituyente es responsable del lugar de consumo de prostitución en el que se coloca»
- Fuente, Sánchez, Sonia; Galindo, María. "Ninguna mujer nace para puta", 9 edición, Buenos Aires, 2018, ISBN 9789721923547, página 159.
- «Por eso frente a la humillación la postura que asumes es que estás y no estás. Por eso digo que la puta es una mujer sin rostro, con un nombre prestado y, en muchos casos, es además una nómada que va de sitio en sitio. Así te pones la máscara sobre la que recae esa humillación. La estética de la puta no sólo está vinculada al deseo del prostituyente reflejado en tu cuerpo, sino a la construcción de esa máscara».
- Fuente, Sánchez, Sonia; Galindo, María. "Ninguna mujer nace para puta", 9 edición, Buenos Aires, 2018, ISBN 9789721923547, página 63.
- «A mí me prostituyó el hambre, la falta de trabajo, de un techo, la falta de educación y de vivienda. Siempre digo que el Estado es el primer proxeneta, el dueño de la fábrica de putas. Son los gobernantes de turno los que violan nuestros derechos, nos empobrecen con políticas públicas vacías de inclusión y queda únicamente sometimiento. Los demás entonces hacen uso y abuso de nosotras, las pobres. Es que cuando hay hambre no hay libertad”».
- «En Miserere se me cortó la menstruación, aprendí a revolver la basura para comer y se fortaleció el miedo. Un día me acerqué a una mujer que andaba seguido por ahí y le conté lo que me estaba pasando. Ella me dio unas monedas, me dijo que comprara un champú, jabón y que me duchara en el baño de la estación. Volví a la plaza y le pregunté: `¿Ahora qué hago?´ Me dijo: `Nada, sentate, los hombres van a hacer todo´. Tal como ocurrió. En ese lugar de expulsión que estaba, me prostituyeron».
- «Ninguna mujer nace para puta. Nos hacen, nos convierten en putas».
- «Yo también me sostenía diciéndome a mí misma que era una trabajadora sexual. Hasta que una noche, la noche más larga de mi vida pero también la más liberadora, asumí mi identidad de puta. Y me di cuenta de que yo no vendía nada, porque nada era mío. Cuando eres puta, tu cuerpo no te pertenece, ni siquiera después de muerta».
- «Para empezar, cuando se habla de trabajadoras sexuales parece que baja la desocupación, que hasta una mujer que está en una esquina está trabajando. Y, por otro lado, los Estados deberían de respetar las leyes y convenios internacionales que han firmado y garantizar a su población derechos humanos básicos.Si se cumpliera con el derecho a una vivienda, a la salud o a un trabajo, no habría prostitución. Si una mujer tuviera esos derechos, no sería puta».