Revolución de Mayo

inicio del proceso de independencia en el Virreinato del Río de la Plata

La Revolución de Mayo fue un proceso revolucionario que tuvo lugar en la ciudad de Buenos Aires, capital del Virreinato del Río de la Plata el 25 de mayo de 1810, y por el cual se reemplazó al virrey de España, Baltasar Hidalgo de Cisneros, por una junta de gobierno conocida como Primera Junta.

El Cabildo Abierto del 22 de mayo de 1810

Citas editar

  • «La fórmula única, definitiva, fundamental de nuestra existencia como pueblo libre, es Mayo, Progreso, Democracia».
  • «Ya que el pueblo no me quiere y el ejército me abandona, hagan ustedes lo que quieran».
    • Nota: Respuesta de Baltasar Hidalgo de Cisneros a los reclamos de Castelli y Rodríguez para la celebración de un cabildo abierto el 20 de mayo de 1810. El mismo se celebró dos días después, el 22 de mayo siguiente.

Proclamaciones editar

  • «Compatriotas: Hasta aquí hemos tolerado una especie de destierro en el seno mismo de nuestra patria; hemos visto con indiferencia por más de tres siglos sometida nuestra primitiva libertad al despotismo y tiranía de un usurpador injusto que, degradándonos de la especie humana, nos ha mirado como a esclavos; hemos guardando un silencio bastante parecido a la estupidez que se nos atribuye por el inculto español, sufriendo con tranquilidad que el mérito de los americanos haya sido siempre un presagio de humillación y ruina. Ya es tiempo, pues, de sacudir yugo tan funesto a nuestra felicidad, como favorable al orgullo nacional español. Ya es tiempo, en fin de levantar el estandarte de la libertad en estas desgraciadas colonias, adquiridas sin el menor titulo y conservadas con la mayor injusticia y tiranía. Valerosos habitantes de La Paz y de todo el Imperio del Perú, revelad vuestros proyectos para la ejecución; aprovechaos de las circunstancias en que estamos; no miréis con desdén la felicidad de nuestro suelo, ni perdáis jamás de vista la unión que debe reinar en todos, para ser en adelante tan felices como desgraciados hasta el presente. En la ciudad de Nuestra Señora de La Paz, a los 27 días del mes de julio de 1809».
    • Nota: Proclamación de la Junta Tuitiva en La Paz.
  • «Por subversivos del orden público los condeno a la pena ordinaria de la horca, a la que serán conducidos arrastrados a la cola de una bestia de Albarda y suspendidos por manos del verdugo, hasta que naturalmente hayan perdido la vida. Después de las seis horas de su ejecución se les cortará la cabeza a Murillo y Sáenz, y se colocarán en sus respectivas escarpias, conducidos a ese fin, la primera a las entradas del Alto Potosí y la segunda en el pueblo de Croico, para que sirvan de satisfacción a la majestad ofendida, a la vindicta del reino y de escarmiento».
    • Nota: Sentencia contra los rebeldes capturados en Chuquisaca.
  • «En América española subsistirá el trono de los Reyes Católicos, en el caso de que sucumbiera en la península. (...) No tomará la superioridad determinación alguna que no sea previamente acordada en unión de todas las representaciones de la capital, a que posteriormente se reúnan las de sus provincias dependientes, entretanto que de acuerdo con los demás virreinatos se establece una representación de la soberanía del señor Fernando VII».
  • «Si nosotros nos comprometemos a sostener esa combinación que mantiene en el gobierno a Cisneros, en muy pocas horas tendríamos que abrir fuego contra nuestro pueblo, nuestros mismos soldados nos abandonarían; todos sin excepción reclaman la separación de Cisneros».
    • Nota: El coronel Martín Rodríguez critica el intento de Cisneros de crear una Junta en la que figure como presidente.
  • «¡Juro a la patria y a mis compañeros, que si a las tres de la tarde del día inmediato el virrey no hubiese renunciado, a fe de caballero, yo le derribaré con mis armas!
    • Nota: Manuel Belgrano, postrado en un sofá por la vigilia, se encoleriza de pronto al oír que Cisneros proponía ponerse al frente de la junta».
  • «Señores del Cabildo: esto ya pasa de juguete; no estamos en circunstancias de que ustedes se burlen de nosotros con sandeces. Si hasta ahora hemos procedido con prudencia, ha sido para evitar desastres y efusión de sangre. El pueblo, en cuyo nombre hablamos, está armado en los cuarteles y una gran parte del vecindario espera en otras partes la voz para venir aquí. ¿Quieren ustedes verlo? Toque la campana y si no nosotros tocaremos generala y verán ustedes la cara de ese pueblo, cuya presencia echan de menos. ¡Sí o no! Pronto, señores, decirlo ahora mismo, porque no estamos dispuestos a sufrir demoras y engaños; pero, si volvemos con las armas en la mano, no responderemos de nada.
  • «La revolución de Buenos Aires está meditada hace ocho años, según pública confesión del doctor Castelli al señor virrey, intentada varias veces y siempre frustrada, ha sido más una conspiración militar que un movimiento del pueblo. Los principales agitadores han sido una docena de oficiales subalternos. Saavedra es un zorro astuto, que co la apariencia más hipócrita encubre la ambición más desenfrenada, y lo mismo todos los de la Junta que son los más pobres y menos caracterizados del pueblo. Siguen fieles al rey el excelentísimo Cabildo, la Real Audiencia y el reverendo Obispo (Lué)».
    • Nota: José María de Salazar, jefe español del apostadero naval de Montevideo.

Cabildo abierto editar

  • «No solamente no hay por qué hacer novedad con el virrey, sino que aún cuando no quedase parte alguna de la España que no estuviese sojuzgada, los españoles que se encontrasen en la América deben tomar y reasumir el mando de ellas y que éste sólo podría venir a manos de los hijos del país cuando ya no hubiese un español en él. Aunque hubiese quedado un solo vocal de la Junta Central de Sevilla y arribase a nuestras playas, lo deberíamos recibir como al Soberano».
    • Nota: El Obispo Lué y Riega manifiesta durante el Cabildo Abierto su oposición a la destitución del virrey.
  • «Asombra que hombres nacidos en una colonia se crean con derecho a tratar asuntos privativos de los que han nacido en España, por razón de la conquista y de las Bulas con que los Papas han declarado que las Indias son propiedad exclusiva de los españoles».
    • Nota: Otra frase del mismo obispo citado con anterioridad, en la misma reunión.
  • «Nadie ha podido reputar por delincuente a la nación entera, ni a los individuos que han abierto sus opiniones políticas. Si el derecho de conquista pertenece, por origen, al país conquistador, justo sería que la España comenzase por darle la razón al reverendo obispo abandonando la resistencia que hace a los franceses y sometiéndose, por los mismos principios con que se pretende que los americanos se sometan a las aldeas de Pontevedra. La razón y la regla tienen que ser iguales para todos. Aquí no hay conquistados ni conquistadores, aquí no hay sino españoles. Los españoles de España han perdido su tierra. Los españoles de América tratan de salvar la suya. Los de España que se entiendan allá como puedan y que no se preocupen, los americanos sabemos lo que queremos y adónde vamos. Por lo tanto propongo que se vote: que se subrogue otra autoridad a la del virrey que dependerá de la metrópoli si ésta se salva de los franceses, que será independiente si España queda subyugada».
  • «El pueblo de Buenos Aires no tiene por sí solo derecho alguno a decidir sobre la legitimidad del Gobierno de Regencia sino en unión de toda la representación nacional, y mucho menos a elegirse un gobierno soberano, que sería lo mismo que romper la unidad de la Nación y establecer en ella tantas soberanías como pueblos».
    • Nota: Fiscal Manuel Genaro Villota, en representación de los españoles de posturas más conservadoras.
  • «Dice muy bien el señor fiscal, que debe ser consultada la voluntad general de los demás pueblos del virreinato; pero piénsese bien en el actual estado de peligros a que por su situación local se ve envuelta esta capital. Buenos Aires necesita con mucha urgencia ponerse a cubierto de los peligros que la amenazan, por el poder de la Francia y el triste estado de la Península. Para ello una de las primeras medidas debe ser la formación de una junta provisoria de gobierno a nombre del señor don Fernando VII y que ella proceda a invitar a los demás pueblos del virreinato a que concurran por sus representantes a la formación del gobierno permanente».
    • Nota: Juan José Paso, en respuesta a los comentarios del fiscal Manuel Genaro Villota.

Escritos posteriores editar

  • «En aquella misma noche, al celebrarse la primera sesión o acta del gobierno, se me informó por alguno de los vocales que alguna parte del pueblo no estaba satisfecho con que o obtuviese el mando de las armas, que pedía mi absoluta separación y que todavía permanecía en el peligro de conmoción, como que en el cuartel de patricios gritaban descaradamente algunos oficiales y paisanos, y esto era lo que llamaban pueblo, cuando es absoluta y notoria verdad que la masa general del pueblo, incluso todos los empleados y tribunales de esta capital, rebosan de alegría, como si hubiesen salido del más apurado conflicto, al verme otra vez frente al gobierno, manifestándose este contento en la iluminación de la ciudad y en los cumplidos que recibí de todas las corporaciones, magistrados y vecinos. Yo no consentí que el gobierno de las armas se entregase como se solicitaba al teniente coronel de Milicias Urbanas Don Cornelio de Saavedra, arrebatándose de las manos de un general que en todo tiempo las habría conservado y defendido con honor y a quien V.M. las había confiado como a su virrey y capitán general de estas provincias, y antes de condescender con semejante pretensión, convine con todos los vocales en renunciar a los empleos y que el cabildo proveyese de gobierno».
    • Nota: Cisneros recuerda sus últimas horas en el poder.
  • «El mismo Cisneros fue uno de los que me persuadieron aceptase el nombramiento por dar gusto al pueblo. Tuve al fin que rendir mi obediencia y fui recibido de presidente y vocal de la excelentísima junta. (...) Por política fue preciso cubrir a la Junta con el manto del señor Fernando VII a cuyo nombre se estableció y bajo de él expedía sus providencias y mandatos».
    • Nota: Declaraciones de Cornelio Saavedra en sus Memorias
  • «Como vimos que en España todo eran intrigas en los hombres que debían salvar la patria, empezamos a desconfiar de todos: y más cuando los que componían la Junta Central fueron echados la mayor parte por picardías e intrigas, y que los pocos que se pudieron unir nombraron un Consejo de Regencia, sin intervención de las demás provincias, y empezaron a dar empleos a troche y moche por las Américas, no los quisimos reconocer. Puesto que declaradas las Américas parte integral de la monarquía, ¿qué derecho tenían tres hombres, desconocidos de la gran parte libre, para gobernarla desde un peñasco?».
    • Nota: Declaraciones de Matheu en sus Memorias
  • «Diremos a posteriori que no hubo revolución sino un movimiento popular; lo que hobo fue una necesidad social y doméstica para asegurar la personalidad pública, y en cuanto al exterior por el comercio o subsistencia comercial, porque entonces toda transformación o reforma serían revoluciones, la suspicacia y egoísmo de los mandones sin título ni base a que referirse fueron la causa del trastorno, de la lucha y de los movimientos buenos y malos con clara».

Bibliografía editar

  • Pigna, Felipe: Los mitos de la Argentina (Grupo editorial Norma, 2007)