Proverbios italianos

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Proverbios, refranes y dichos de origen italiano

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  • «A falta de bueyes se labra con burros».[1]
  • «Cabeza sabia, lengua corta».[2]
  • «Cuando se habla de una mujer, la verdad es más terrible que la calumnia».[3]
  • «Cuanto mas se sabe, menos se asegura».[2]
  • «El amor gobierna su reino sin espada».[4]
  • «El amor hace pasar el tiempo. Y el tiempo hace pasar el amor».[5]
  • «El amor, la tristeza y el dinero no pueden quedar secretos».[4]
  • «El amor reina sin ley».[4]
  • «El asno ignora el valor de su cola hasta el día en que la pierde».[6]
  • «El hombre que es capaz de hacer su fortuna en un año, merecería ser ahorcado doce meses antes».[7]
  • «El libro más grande de todos los libros es el ¿por qué?».[8]
  • «El príncipe iletrado es un asno coronado».[2]
  • «El que no tiene coraje, deberá tener piernas». [9]
  • «El silencio es una respuesta suficiente».[10]
  • «El silencio no ha sido jamás escrito».[10]
  • «¡Es capaz de vender hasta su parte de sol!».[2]
  • «La lluvia pequeña calma al gran viento».[2]
  • «La madre quiere tiernamente, el padre sólidamente».[11]
  • «Las mujeres son como el cocodrilo: para atrapar al hombre, lloran, y después le devoran».[3]
  • «Los amores se van y no quedan más que los dolores».[4]
  • «Los consejos son inútiles cuando se trata de amor».[4]
  • «Mi casa es el seno de mi madre».[12]
  • «Osar, querer, callarse».[13]
  • «Por muy pequeña que sea, la mujer siempre gana al diablo en astucia».[3]
  • «Pronto y bien nunca van juntos».[14]
  • «Que cada zorro cuide su propia cola».[6]
  • «Quien come peras con su amo, no deberá elegir las mejores».[2]
  • «Quien da pan a los perros de otros, es hostigado por su propio perro». [15]
  • «Quien es débil, encuentra siempre su tirano».[2]
  • «Quien hace por sí mismo sus negocios, no se ensucia las manos». [16]
  • «Quien no viene a menudo, siempre es bien venido».[2]
  • «Quien rebaja el precio quiere comprar».[17]
  • «¿Quieres conocer a un hombre?... prodígale honores».[18]
  • «Si el ojo no admira, el corazón no desea».[2]
  • «Si la gallina se calla, dejará su huevo en paz».[6]
  • «Todos los demasiados acaban por explotar».[2]
  • «Una buena reputación es como un ciprés, que, una vez podado, jamás dará ya ramas».[19]
  • «Un hombre ocioso es la oreja del diablo».[20]

Referencias

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  1. Orbaneja (1988), pp. 366-7.
  2. 2,00 2,01 2,02 2,03 2,04 2,05 2,06 2,07 2,08 2,09 2,10 Acerete (1967), pp. 240-2.
  3. 3,0 3,1 3,2 Acerete (1967), p. 60.
  4. 4,0 4,1 4,2 4,3 4,4 Acerete (1967), p. 22.
  5. Bartra (datos.bne). Frases y citas célebres. Grijalbo. p. 12. ISBN 8425315263. 
  6. 6,0 6,1 6,2 Acerete (1967), p. 38.
  7. Orbaneja (1988), pp. 366-9.
  8. Orbaneja (1988), pp. 366-9.
  9. Acerete (1967), p. 123.
  10. 10,0 10,1 Acerete (1967), p. 137.
  11. Orbaneja (1988), p. 367.
  12. Acerete (1967), p. 155.
  13. Giner (1967), p. 1215.
  14. Orbaneja (1988), pp. 366-9.
  15. Acerete (1967), p. 109.
  16. Acerete (1967), p. 108.
  17. Orbaneja (1988), pp. 366-9.
  18. Orbaneja (1988), pp. 366-9.
  19. Señor (1997), p. 217.
  20. Orbaneja (1988), pp. 366-9.

Bibliografía

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  • Acerete, Julio C. (1967 (1.ª ed.). Proverbios, adagios y refranes del mundo entero. Bruguera. 
  • Giner (José Luis Díaz y Vicente González 1967). Gran enciclopedia de frases célebres. Ediciones Giner. M.2003-1967. 
  • Orbaneja, Eduardo (1998). El saber del pueblo. Establecimiento tipográfico de J. Pastor, Valladolid, 1890. CIE. ISBN 8493001643. 
  • Señor, Luis (1ª ed. 1997 / 2017). Diccionario de citas. Espasa Calpe. ISBN 8423992543.