John Joseph Griffin
John Joseph Griffin | |||||||||||
---|---|---|---|---|---|---|---|---|---|---|---|
Fotografía de una pieza de equipo utilizada en un alimentador neumático. Del catálogo de aparatos químicos Chemical Handicraft: A Classified and Descriptive Catalogue of Chemical Apparatus (página 226), editado por John Joseph Griffin |
|||||||||||
Véase también | |||||||||||
Biografía en Wikipedia. | |||||||||||
Datos en Wikidata. | |||||||||||
Esta página contiene citas de una persona fallecida hace 147 años. | |||||||||||
John Joseph Griffin (22 de enero de 1802–9 de junio de 1877) fue un químico, editor y suministrador de equipamiento científico inglés.
Citas
editarNOTA: Salvo en los casos que cuentan con referencia en español, la traducción de las citas incluidas en esta sección es propia del usuario que las aporta.
- «He sido inducido a adoptar este curso por un deseo de que mis lectores sean enseñados a pensar, así como a experimentar, y por lo tanto estén cualificados desde un primer momento de su estudio para discriminar entre lo verdadero y lo falso, y adquirir los hechos de la ciencia sin quedar desconcertados por sus ficciones». [1]
- «¡Lector! Imagina que a un alumno de escuela se le ha quedado pequeña la ropa. Imagina las reparaciones realizadas en las prendas donde el ancho ampliado hubiera reventado los estrechos límites de su costura. Imagina las adiciones hechas donde las extremidades sobresalgan bastante y surgieran más allá de los confines de la prenda. Imagina que el niño sigue creciendo, y la ropa, reparada por todas partes, ahora más que nunca echa en falta una reparación - así es la química, y así es su nomenclatura». [2]
- «Apelo al discurso menospreciable hecho últimamente por Sir Robert Peel en una Casa de los Comunes complaciente. "Las órdenes de mérito", dijo, "eran los premios propios de los militares" (los desoladores del mundo en todos los tiempos). "A los hombres de ciencia es mejor dejarles los aplausos de sus propios corazones." ¡La mayoría había estudiado Leyes! ¡Los más liberales eran hilanderos de algodón! ¿Era su título la recompensa adecuada de proezas militares? ¡Qué lástima, no tener las llaves de las mazmorras de la Inquisición inglesa! Tal vez la ciencia, como las creencias, florezca mejor con algo de persecución». [3]