Diferencia entre revisiones de «Emilio López Arango»

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Sindicalismo y anarquismo
Traducido de "Pensiero e Volontá", de Roma, se publicó en estas mismas columnas un artículo del compañero Malatesta que trata de la relación qué en la teoría y en los hechos, pueda existir dentro el anarquismo y el sindicalismo. El referido camarada plantea una cuestión de contrasentido entre esos dos términos, explica a su modo la función del movimiento obrero y la actividad, de los anarquistas fuera y dentro de los sindicatos y, en una nota final, sutiliza sobre palabras que dice, haber recogido de La Protesta. El artículo de Malatesta generaliza sobre un problema aun no suficientemente discutido y aclarado.
El artículo de Malatesta generaliza sobre un problema aun no suficientemente discutido y aclarado. Expone su punto de vista que nos merece el mayor de los respetos, a pesar de no compartirlo ofreciéndonos algunas sugestiones que nos apresuramos a recoger con la intención única de esbozar a la vez nuestra tesis sobre el mismo asunto. Pero la nota que agregó al final de su artículo el compañero Malatesta, nos obliga a aclarar el valor de algunas palabras que posiblemente tengan distinto sentido en Italia y en la Argentina, ya que ciertos términos muy en boga ahora se prestan a frecuentes y lamentables confusiones.
Cuando nosotros nos referimos a la labor culturalista del anarquismo político, no queremos decir que las organizaciones anarquistas especificas (como la italiana y, la francesa, por ejemplo) se limiten a realizar propaganda por medio del libro, el folleto y el periódico, o a conquistar prosélitos dando conferencias en los centros de estudios sociales, ateneos, etc. Tampoco incurrimos en el error de atribuir a esos militantes la intención de esperar capacitar antes a todos los obreros para que la revolución social sea posible. Señalamos, sí, la existencia de un movimiento cultural diluido en el ambiente, impreciso en sus formas de actividad con tendencia a abarcar a todo el conjunto huma¬no con los ideales redentores. Y como no creemos en la eficacia de ese medio, que por su misma im¬precisión pasa desapercibido para los mismos tra¬bajadores, oponemos la propaganda sistemática en los sindicatos y el objetivo anarquista en las orga¬nizaciones económicas que Malatesta y otros compañeros consideran como campo neutral en la lucha de tendencias que dividen al proletariado.
De esta interpretación del movimiento obrero, particularmente sostenida por nosotros en este país, deduce Malatesta que nuestra oposición al anarquismo político — de partido o de centro cultural— se inspira en el punto de vista anarco-sindicalista. Y he ahí precisamente su error.