Diferencia entre revisiones de «Los Madriles»

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* «La "anastasia" no es, como de primera intención pudiera creerse, una buena moza de '''los Madriles''', sino lo contrario de la "estasia": es la estabilidad».<ref>Ortega y Gasset, José. [https://books.google.es/books?id=2IGGAAAAIAAJ&dq=madriles ''Obras completas'', Volume 9, p. 30.] Revista de Occidente, 1963. En ''Google Libros''. Consultado el 23 de junio de 2021.</ref>
** [[Ortega y Gasset]]
 
* «[...] Mientras quede en '''los Madriles'''<br>una moza de ojos negros,<br>y una mantilla de encaje,<br>y una peina, y el de flecos,<br>Madrid no pierde el aroma<br>de alegre, castizo y bueno;<br>y nunca mejor la frase<br>que aquí: «De Madrid al cielo».<ref>Casero y Barranco, Antonio. [https://archive.org/stream/lamusadelosmadri00case/lamusadelosmadri00case_djvu.txt ''La musa de los madriles (poesías madrileñas)''. p. 149.] Madrid, Imp. Saenz de Jubera, 1914. En ''Internet Archive''. Consultado el 23 de junio de 2021.</ref>
** [[Antonio Casero y Barranco]]
** Fuente: ''La cruz de mayo''
 
* «Pues dígale a V. M. […] que tome mi consejo, y ya que se ha empeñado en ser caballero andante, y sabe que enderezar tuertos es reparar agravios, repare sin detención el que ha hecho a los españoles, quitándoles su Rey, y robándoles sus bienes, y quemando sus pueblos, y deshonrando a sus hijas y esposas, y profanando sus templos, y ultrajando a sus sacerdotes y las santas imágenes, y todas las demás fechurías [sic] tan malas y escandalosas, porque de lo contrario ha de salir a campaña tañida la santa hermandad de todos los españoles, que ya se zunzunea que se ha juntado en los Aranjueces o en '''los Madriles''', y tanto se le da a ella de V. M. y de todos sus fechos y caballerías, como del rey que rabió por gachas».<ref name=navia>[[w:Santiago Alfonso López Navia|López Navia, Santiago]]. [https://cvc.cervantes.es/literatura/cervantistas/congresos/cg_VI/cg_VI_31.pdf «La recreación literaria de don Quijote a la luz del nacionalismo españolista: don Quijote y Napoleón en la Guerra de la Independencia». ''Actas del VI Congreso Internacional de la Asociación de Cervantistas'' (2008).] ''CVC''. Consultado el 20 de junio de 2021.</ref>
** [[Francisco Meseguer]]
** Fuente: ''El Don Quixote de ahora con Sancho Panza el de antaño'', 1809.<ref name=navia/>
 
* «Si vas a '''los Madriles'''/día del Señor/tráeme de la Tarasca/la moda mejor».<ref name=álvarez>Álvarez Barrientos, Joaquín; Antonio Cea Gutiérrez. [https://books.google.es/books?id=9ulIfGOs7KEC&q=madriles#v=snippet&q=madriles&f=false ''Actas de las Jornadas sobre Teatro Popular en España'', p. 18.] Editorial CSIC-CSIC Press, 1987. ISBN 840006691X, 9788400066918. En ''Google Libros''. Consultado el 23 de junio de 2021.</ref>
** Fuente: Seguidilla<ref name=álvarez/>
 
==Citas por autor==
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** Fuente: [[Amadeo I (novela)|''Amadeo I'']], 1910
** Nota: Primera frase de la novela
 
* «Muy gustoso le prometí prologar el libro en que resplandece el donaire picaresco del habla plebeya en estos amenos '''Madriles''', y como he tardado más de lo que quise en cumplir mi promesa, el buen [[Antonio Casero y Barranco|Casero]] me ha perdonado mi lentitud, y viene a mi como ferviente compañero de letras y fatigas, pidiéndome que no desampare su libro [...] ''La Musa de los Madriles'', no necesita de ajenos encomios para que lleguen al público las gracias y los donaires acumulados en estos versos que expresan el fértil ingenio y los donaires del pueblo de Madrid. Los majos y chisperos del donoso D. Ramón, los payos que ahora se llaman paletos, los petimetres que ahora se llaman señoritos más ó menos cursis, reviven en las poesias de Antonio Casero, demostrando la perenne vitaldad de esa Musa de nuestros queridos Madriles. El habla vibrante y desenfadada, se caracteriza hoy como en el pasado siglo por la constante invención de vocablos y modismos. Es un léxico que no tiene fin: las formas de lenguaje desechadas hoy, mañana se sustituyen por otras igualmente audaces y peregrinas. Antonio Casero es el admirable conservador de esta Academia del decir plebeyo que al propio tiempo es el sentir penetrante de las clases humildes, cuya donosura alegra la triste existencia de esta heroica Villa».<ref> Pérez Galdós, Benito. [https://archive.org/stream/lamusadelosmadri00case/lamusadelosmadri00case_djvu.txt «Prólogo». EN: Casero y Barranco, Antonio. ''La musa de los madriles (poesías madrileñas)''. Madrid, Imp. Saenz de Jubera, 1914.] En ''Internet Archive''. Consultado el 23 de junio de 2021.</ref>
** Fuente: Prólogo de ''La musa de los madriles (poesías madrileñas)'' de [[Antonio Casero y Barranco]], Madrid, Imp. Saenz de Jubera, 1914.<ref>[https://books.google.es/books?id=FrQYAQAAIAAJ&dq=La+musa+de+los+madriles+%28poes%C3%ADas+madrile%C3%B1as%29&focus=searchwithinvolume&q=madriles ''El Libro Español'', números 7-12. p. 335.] Instituto Nacional del Libro Español, 1958. En ''Google Libros''. Consultado el 23 de junio de 2021.</ref>
 
*<!-- NOTA: La cita, de 272 palabras, excede el límite de 200 palabras recomendados en el Manual de estilo --> «... salió Benina, y se fue por toda la calle adelante, atisbando a un lado y otro. Esperaba distinguir en alguno de aquellos calvos oteros la figura del marroquí tomando el sol o entregado a sus melancolías. Pasadas las casas de Ulpiano, no se ven a la derecha más que taludes áridos y pedregosos, vertederos de escombros, escorias y arena. [...] Junto a la estación, al lado de Oriente, un arroyo de aguas de alcantarilla, negras como tinta, baja por un cauce abierto en los taludes, y salvando el camino por una atarjea, corre a fecundar las huertas antes de verterse en el río. Detúvose allí la mendiga, examinando con su vista de lince el zanjón, por donde el agua se despeña con turbios espumarajos, y las huertas, que a mano izquierda se extienden hasta el río, plantadas de acelgas y lechugas. Aún siguió más adelante, pues sabía que al africano le gustaba la soledad del campo y la ruda intemperie. El día era apacible: luz vivísima acentuaba el verde chillón de las acelgas y el morado de las lombardas, derramando por todo el paisaje notas de alegría. Anduvo y se paró varias veces la anciana, mirando las huertas que recreaban sus ojos y su espíritu, y los cerros áridos, y nada vio que se pareciese a la estampa de un moro ciego tomando el sol. De vuelta a la explanada, bajó a la margen del río, y recorrió los lavaderos y las casuchas que se apoyan en el contrafuerte, sin encontrar ni rastros de Mordejai. Desalentada, se volvió a '''los Madriles''' de arriba, con propósito de repetir al día siguiente sus indagaciones».<ref>Pérez Galdós, Benito. [http://www.cervantesvirtual.com/obra-visor/misericordia--0/html/ff44b122-82b1-11df-acc7-002185ce6064_3.html/marca/madriles#960 ''Misericordia'', pp. 254-255.] Madrid, Est. Tip. de la Viuda e Hijos de Tello, 1897. ''Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes''. Consultado el 20 de junio de 2021.</ref>