Diferencia entre revisiones de «Guillermo Cabrera Infante»

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* «El escritor viaja en su arca de palabras para encontrarse con el lector más allá del diluvio, donde las páginas se llenan de palabras escogidas por un Noé, que ha oído la voz de un Dios literario que le ordena navegar por esos mares de locura. El escritor, por intermedio de estibadores, almacenistas y agentes e aduana (léase editores y libreros), entrega al lector su carga de palabras. Pero para entonces el viaje ha terminado. El escritor no siente pena porque su placer siempre estuvo en la travesía.»<ref>GCI: Vidas para leerlas. Alfaguara. Madrid, 1998, p. 286.</ref>
 
* «Fui al cine de día, asistía al acto maravilloso de pasar del sol vertical de la tarde, cegador, a entrar al teatro cegado para todo lo que no fuera la pantalla, el horizonte luminoso, mi mirada volando como polilla a la fuente fascinante de luz.»<ref>GCI: La Habana para un infante difunto. Club internacional del libro. Madrid, 1998, p. 36.</ref>
 
* «Siempre fui un atrasado para el sexo, aunque un adelantado para el amor.»<ref>GCI: La Habana para un infante difunto. Club internacional del libro. Madrid, 1998, p. 48.</ref>
 
* «Ahora apenas atendía a lo que ella me decía entre los besos o el largo beso sostenido, hablando ella ese esperanto del amor, el idioma que siempre espera más que expresa, sordo yo porque estaba más interesado en el beso en sí que en su literatura —en otra época podría haber dicho que atendía más a su lengua que a su lenguaje-.»<ref>GCI: La Habana para un infante difunto. Club internacional del libro. Madrid, 1998, p. 56.</ref>
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* «Pero ahora que Violeta se abría […] entraba yo en ese umbral del útero, me recibió como si llegara a mi casa, entré en sus casillas, el peón que se hacía reina. En ese instante comenzó a moverse con una naturalidad […] que no me ocultaba nada, que lo ofrecía todo sin artificio.»<ref>GCI: La Habana para un infante difunto. Club internacional del libro. Madrid, 1998, p. 481.</ref>
 
* «Lo que necesito es una máquina del tiempo para vivirlo (el pasado) de nuevo. Esa máquina es la memoria.»<ref>GCI: La Ninfa inconstante. Círculo de lectores. Galaxia Gutenberg. Barcelona, 2008., Págpág. 11.</ref>
 
== Referencias ==