Diferencia entre revisiones de «Beda el Venerable»

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* «Si la historia cuenta cosas buenas de los buenos, el oyente solícito se ve instigado a hacer el bien [...]».
** Fuente: ''Historia eclesiástica del pueblo de los anglos'', Prefacio, p. 43.<ref>BEDA, ''Historia eclesiástica del pueblo de los anglos'', edición y traducción de José Luis Moralejo Álvarez, Madrid, Akal, 2013. ISBN 978-84-460-3223-6 </ref>
 
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** Nota: Se refiere a la destrucción que los paganos [[w:Sajones|sajones]], [[w:Anglos|anglos]] y [[w:Jutos|jutos]] causaron a los [[w:Britanos|britanos]], que Beda ve como una [[Justicia|justicia divina]] por sus pecados, comparándolo con el asedio de Jerusalén (587 a.C.).
 
* «Dicen que cierto día, cuando recién llegados muchos mercaderes confluyeron en el Foro muchas mercancías, y mucha gente acudió para comprar, también se presentó allí entre otros el bienaventurado [[Gregorio I Magno|Gregorio]], y que entre otras cosas vio a la venta unos muchachos de blanco cuerpo y hermoso rostro y también con unas cabelleras que llamaban la atención. Al verlos, preguntó de qué región o de qué tierra habían sido traídos [...] Le respondieron que se llamaban anglos, y él dijo: ''Bien está, porque tienen cara de [[Ángel|ángeles]], y tales deben ser en los [[Cielo|cielos]] los que compartan la suerte de los ángeles [...]''».
** Fuente: ''Íbidem'', Libro II, p. 103.
** Nota: Es un juego de palabras entre ''Angli/Angeli.''
 
* «En la [[Sepultura|tumba]] del bienaventurado [[w:Agustín_de_Canterbury|Agustín]] está escrito este epitafio: 'Aquí reposa nuestro señor Agustín, primer arzobispo doruvernense, que, enviado aquí en su día por el bienaventurado Gregorio, [[Papa|pontífice]] de la ciudad de [[Roma]], y apoyado por Dios con la realización de [[Milagro|milagros]], llevó al rey [[w:Ethelberto_de_Kent|Etelberto]] y a su pueblo del culto de los ídolos a la fe de Cristo [...]».
** Fuente: Íbidem, Libro II, p. 107.
 
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** Fuente: ''Íbidem'', Libro V, p. 295.
 
* «[...] viviendoViviendo desde entonces todo el tiempo de mi vida en el monasterio, me entregué por entero al estudio de las [[Biblia|Escrituras]] y, aparte de la observancia de la disciplina regular y la tarea cotidiana de cantar en la [[iglesia]], mi gusto ha sido siempre o aprender o enseñar o escribir».
** Fuente: ''Íbidem'', Libro V, p. 298.