Diferencia entre revisiones de «La sombra del viento»

Contenido eliminado Contenido añadido
JuanToño (discusión | contribs.)
JuanToño (discusión | contribs.)
Línea 97:
* Las palabras con que se envenena el corazón de un hijo, por mezquindad o por ignorancia, se quedan enquistadas en la memoria y tarde o temprano le queman el alma».
 
* «Las grandes glorias de las que se vanglorianvanaglorian muchos, palacios, factorías y monumentos, insignias con las que nos identificamos, no son más que cadávarescadáveres, reliquias de una civilización extinguida».
 
* «("Es que la gente es mala...") Mala no; imbécil, que no es lo mismo. El mal presupone una determinación moral, intención y cierto pensamiento. El imbécil o cafre no se para a pensar ni a razonar. Actúa por instinto, como bestia del establo, convencido de que hace el bien, de que siempre tiene la razón y orgulloso de ir jodiendo, con perdón, a todo aquel que se le antoja diferente a él mismo, bien sea por el color, por creencia, por idioma, por nacionalidad, o por sus hábitos de ocio. Lo que hace falta en el mundo es más gente mala de verdad y menos cazurros limítrofes».
 
* «El hombre más sabio que jamás conocí, Fermín Romero de Torres, me había explicado en una ocasión que no existía en la vida experiencia comparable a la de la primera vez en que uno desnuda a una mujer. Sabio como era, no me había mentido, pero tampoco me había contado toda la verdad. Nada me había dicho de aquel extraño tembleque de manos que convertía cada botón, cada cremallera, en tarea de titanes. Nada me había dicho de aquel embrujo de piel pálida y temblorosa, de aquel primer roce de labios ni de aquel espejismo que parecía arder en cada poro de la piel. Nada me contó de todo aquello porque sabía que el milagro sólo sucedía una vez y que, al hacerlo, hablaba un lenguaje de secretos que, apenas se desvelaban, huían para siempre. Mil veces he querido recuperar aquella primera tarde en el caserón de la avenida del Tibidabo con Bea en que el rumor de la lluvia se llevó el mundo. Mil veces he querido regresar y perderme en un recuerdo del que apenas puedo rescatar una imagen robada al calor de las llamas».
 
* «Es como la marea, ¿sabe usted? —decía-decía, ido—ido- La barbarie, digo. Se va y uno se cree a salvo, pero siempre vuelve, siempre vuelve… y nos ahoga. Yo lo veo todos los días en el instituto. Válgame Dios. Simios es lo que llegan a las aulas. Darwin era un soñador, se lo aseguro. Ni evolución ni niño muerto. Por cada uno que razona, tengo que lidiar con nueve orangutanes».
 
* «Las mujeres, con notables excepciones, son más inteligentes que nosotros, o cuando menos más sinceras consigo mismas sobre lo que quieren o no. Otra cosa es que se lo digan a uno o al mundo. Se enfrenta usted al enigma de la naturaleza. La fémina, babel y laberinto. Si la deja usted pensar, está perdido. Recuerde: corazón caliente y mente fría. El código del seductor».
Línea 117:
* «Odiar es un talento que se aprende con los años».
 
* «—No-No sé qué me ha pasado. No te ofendas, pero a veces una se siente más libre de hablarle a un extraño que a la gente que conoce. ¿Por qué será?
: Me encogí de hombros.
: —Probablemente-Probablemente porque un extraño nos ve como somos, no como quiere creer que somos.
: -¿Es eso también de tu amigo Carax?
: —No-No, eso me lo acabo de inventar para impresionarte.
: -¿Y cómo me ves tú a mí?
: —Como-Como un misterio.
: —Ése-Ése es el cumplido más raro que me han hecho nunca.
: —No-No es un cumplido. Es una amenaza.
: -¿Y eso?
: —Los-Los misterios hay que resolverlos, averiguar qué esconden.
: —A-A lo mejor te decepcionas al ver lo que hay dentro.
: —A-A lo mejor me sorprendo. Y tú también.
: —Tomás-Tomás no me había dicho que tuvieses tanta cara dura.
: —Es-Es que la poca que tengo, la reservo toda para ti.
: -¿Por qué?
: Porque me das miedo, pensé».