Diferencia entre revisiones de «Gustave Flaubert»

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* «Amémonos en el arte como los místicos se aman en [[Dios]], y que todo palidezca frente a ese gran [[amor]].». <ref>Citado en Gimpel, Jean. "[[Contra el arte y los artistas|Contra el arte y los artistas o El nacimiento de una religión]]". Editorial Gedisa, 1979. ISBN 9788474320787. Capítulo 9 ''El arte por el arte'', página 108</ref>
** Fuente: Flaubert, Gustave: Correspondance; 2ª serie (1850-1854), París, Fasquelle, 1927, página 286 (carta a Mme. X.)
 
* «A fin de cuentas el [[trabajo]] es todavía el mejor medio de pasar nuestra [[vida]].». <ref>Carbonell, Josep. Refranes y citas para cada ocasión. Editorial Parkstone International, 2012. ISBN 9788431553142.</ref>
 
* «Ama el arte. De todas las [[Mentira|mentiras]] es, cuando menos, la menos falaz.». <ref name="vaau">Varios autores. Las mejores frases y citas célebres. Editorial Plutón Ediciones X, S. L., 2017. ISBN 9788415089353.</ref>
 
* «Creo que la [[felicidad]] sólo se encuentra al lado de una buena [[mujer]]; todo está en encontrarla, y en ser al mismo tiempo un [[Varón|hombre]] de bien: doble y temerosa condición.». <ref name="ampo"/>
 
* «Cuando los dioses ya no existían y [[Cristo]] no había aparecido aún, hubo un momento único, desde [[Cicerón]] hasta [[Marco Aurelio]], en que sólo estuvo el [[hombre]].». <ref>Citado en Segovia Pérez, José. ''Filosofía para pensar por la calle (la Filosofía que nunca me enseñaron).'' Editorial Visión Libros. ISBN 9788490089903. p. 203.</ref>
 
* «Cuando llegamos a [[vejez|viejos]] los pequeños hábitos se vuelven grandes [[Tiranía|tiranías]].». <ref name="sajm">Sarmiento, J. M. Mil y una frases célebres. Editorial Planet House Editorials, 2016.</ref>
 
* «Cuando muere una [[persona]] siempre sobreviene una especie de estupor, por lo difícil que es aceptar esta irrupción de la [[nada]] y prestarle [[credibilidad]].». <ref name="ampo"/>
 
* «Cuidado con la [[tristeza]], es un [[vicio]].». <ref>Ortega Blake, Arturo. El gran libro de las frases célebres. Editorial Penguin Random House Grupo Editorial México, 2013 ISBN 978-60-7311-631-2.</ref>
 
* «El [[futuro]] nos tortura y el [[pasado]] nos encadena. He ahí por qué se nos escapa el [[presente]].». <ref>Herrera Carles, Humberto. 1500 Frases, pensamientos para la vida. Editor Lulu.com. ISBN 9781105216565. p. 100.</ref>
 
* «El autor debe estar en su obra como Dios en el [[universo]]: presente en todas partes, pero en ninguna visible.». <ref>Citado en Préneron Vinche, Paula. ''Madame Bovary, la Regenta: parodia y contraste''. Edición ilustrada. Editorial EDITUM, 1996. ISBN 9788476847060. p. 21.</ref>
 
* «El [[corazón]] es una tierra que cada [[pasión]] conmueve, remueve y trabaja sobre las ruinas de las demás.». <ref name="ampo"/>
 
* «El [[estilo]], como el [[agua]], es mejor cuanto menos sabe.». <ref>Citado en Serra, José. ''Cómo escribir correctamente''. Edición ilustrada. Ediciones Robinbook, 2004. ISBN 9788479276270. p. 51.</ref>
 
* «El estilo es la vida, la [[sangre]] misma del [[pensamiento]].». <ref>Citado en Martín Vivaldi, Gonzalo. ''Curso de redacción: teoría y práctica de la composición y del estilo''. Edición ilustrada y reimpresa. Editorial Paraninfo, 2000. ISBN 9788428325707. p. 295.</ref>
 
* «El [[lenguaje]] humano es como una olla vieja sobre la cual marcamos toscos ritmos para que bailen los osos, mientras al mismo tiempo anhelamos producir una [[música]] que derrita las [[Estrella|estrellas]].». <ref name="ampo"/>
 
* «El más humilde libertino ha soñado con sultanas, y todo notario lleva en su intimidad las ruinas de un [[poeta]].». <ref name="ampo"/>
 
* «Hay que esperar cuando se está desesperado, y andar cuando se espera.». <ref>Citado en ''Los Grandes escritores: Vidas, obras y estilos de los más influyentes autores de la historia''. Autor y editor Borja Loma Barrie. Editorial Borja Loma Barrie, 2017.</ref>
** Fuente: ''Salambó'', 1862.
 
* «La [[Nostalgia|añoranza]] se asfixió bajo el hábito.». <ref name="ampo">Amate Pou, Jordi. Paseando por una parte de la Historia: Antología de citas. Editorial Penguin Random House Grupo Editorial España, 2017. ISBN 9788417321871. p. 110.</ref>
 
* «La [[humanidad]] es como es; no se trata de cambiarla, sino de conocerla.». <ref name="ampo"/>
 
* «La [[fraternidad]] es una de las más bellas invenciones de la [[hipocresía]] social.». <ref name="ampo"/>
 
* «La [[melancolía]] no es más que un recuerdo que se ignora.». <ref name="ampo"/>
 
* «La [[vida]] debe ser una continua [[educación]].». <ref>Citado en Chavarría, María Ángeles. ''Mi padre es un mago: La empresa familiar vista por un niño''. ESIC Editorial, 2009. ISBN 9788473566100. p. 61.</ref>
 
* «Los recuerdos no pueblan nuestra [[soledad]], como suele decirse; antes al contrario, la hacen más profunda.». <ref>Citado en Señarís Fernández, Cándido. ''Y ahora, ¿qué? Dos retos: jubilación y vejez''. Editorial Punto Rojo Libros, 2017. ISBN 9788417049102.</ref>
 
* «Me parece que es mejor describir tranquilamente aquello que nos exaspera. Disecar es una [[venganza]].». <ref>Flaubert, Gustave. ''Sobre la creación literaria: correspondencia escogida''. Traducido por Cecilia Yepes. Editorial Taller Escritura Fuentetaja, 2007. ISBN 9788495079466. p. 252.</ref>
** Fuente: Carta a George Sand. En Croisset, noche del miércoles, 18-19 de diciembre de 1867.
 
* «No labra uno su [[destino]], lo aguanta.». <ref name="vaau"/>
 
* «Ser [[Estupidez|estúpido]], [[Egoísmo|egoísta]] y estar bien de [[salud]], he aquí las tres condiciones que se requieren para ser [[feliz]]. Pero si os falta la primera, estáis perdidos.». <ref name="ampo"/>
 
* «Si vuestra obra de [[arte]] es buena, si es verdadera, encontrará su eco y se hará su lugar... dentro de seis meses, de seis años, o después de nuestra [[muerte]]. ¿Qué más da?». <ref>Ortega Blake, Arturo. El gran libro de las frases célebres. Editorial Penguin Random House Grupo Editorial México, 2013 ISBN 978-60-7311-631-2.</ref>
 
* «Siempre he intentado vivir en una torre de marfil, pero una marea de mierda no deja de golpear sus muros y amenaza con tirarla abajo.». <ref>Citado en Garzón, Baltasar. ''La fuerza de la razón''. Editorial Penguin Random House Grupo Editorial España, 2012. ISBN 9788499921587.</ref>
 
* «Ten cuidado con tus [[Sueño|sueños]]; son la sirena de las almas. Ellas cantan, nos llaman, las seguimos y jamás retornamos.». <ref name="ampo"/>
 
* «Un [[alma]] se mide por la dimensión de su [[deseo]], del mismo modo que se juzga de antemano a una catedral por la altura de sus torres.». <ref>Citado en Azicri, Claudia; Molina, Cristina. ''Curso de astrología -, Volumen 2''. Editorial Kier, 2007. ISBN 9789501742039. p. 115.</ref>
 
* «Un [[corazón]] es una [[riqueza]] que no se vende ni se compra, pero que se regala.». <ref>Palomo Triguero, Eduardo. Cita-logía. Editorial Punto Rojo Libros,S.L. ISBN 978-84-16068-10-4. p. 76.</ref>
 
* «Un hombre que juzga a otro hombre es un espectáculo que me haría estallar de [[risa]], si no me diese [[piedad]].». <ref name="ampo"/>
 
=== De ''Madame Bovary'' <ref name="flgu">Flaubert, Gustave. ''Madame Bovary''. Editorial Imaginador, 1999. ISBN 9789507682490.</ref> ===
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* «Pero su vida era fría como un desván cuya ventana da al norte y el [[aburrimiento]], araña silenciosa, tejía su tela en la [[sombra]] en todos los rincones de su corazón.» .<ref>Citado en Puente Samaniego, Pilar de la. ''La narrativa breve de Carmen Gaite''. Editorial Plaza Universitaria Ediciones, 1994. ISBN 9788489109032. p. 210.</ref>
** Página 46.
 
* «También Emma hubiese querido, huyendo de la vida, evaporarse en un abrazo.». <ref>Flaubert, Gustave. ''Madame Bovary: costumbres de Provenza''. Editor Maucci, 1910. p. 61.</ref>
** Página 61.
 
* «¡Creo en el [[Dios|Ser Supremo]], un Creador, cualquiera que sea, me importa poco, que nos ha puesto aquí abajo para cumplir aquí nuestros deberes de ciudadanos y de padres de [[familia]]; pero no necesito ir a una [[iglesia]] a besar bandejas de plata y a engordar con mi bolsillo un montón de farsantes que se alimentan mejor que nosotros! Porque se puede honrarlo lo mismo en un bosque, en un campo, o incluso contemplando la bóveda celeste como los antiguos. Mi Dios, el mío, es el Dios de [[Sócrates]], de [[Benjamin Franklin|Franklin]], de [[Voltaire]] y de [[Béranger]]. Yo estoy a favor de la Profesión de fe del vicario saboyano y los inmortales principios del ochenta y nueve. Por tanto, no admito un tipo de Dios que se pasea por su jardín bastón en mano, aloja a sus amigos en el vientre de las ballenas, muere lanzando un [[grito]] y resucita al cabo de tres días: cosas absurdas en sí mismas y completamente opuestas, además, a todas las leyes de la [[física]]; lo que nos demuestra, de paso, que los [[Sacerdote|sacerdotes]] han estado siempre sumidos en una [[ignorancia]] ignominiosa, en la que se esfuerzan por hundir con ellos a los [[Pueblo|pueblos]].». <ref name="flgu"/>
* Página 73.
 
* «Desde entonces, aquél recuerdo de León fue como el centro de su [[hastío]]; chisporroteaba en él más fuerte que en una estepa de [[Rusia]], un fuego de viajeros abandonado en la nieve.». <ref>Citado en Díaz-Plaja, Guillermo. ''Literatura y contorno vital''. Editorial Bello, 1978. p. 150.</ref>
** Página 116.
 
* «La tela de su [[vestido]] se prendía en el terciopelo de la levita de Rodolfo; inclinó hacia atrás su blanco cuello que se dilataba con un suspiro y desfallecida, deshecha en [[llanto]], con una largo estremecimiento y tapándose la cara, se entregó.». <ref>Citado en Botrel, Jean-François. ''Clarín y La regenta en su tiempo: actas del simposio internacional''. Editorial Universidad de Oviedo, 1987. ISBN 9788474681239. p. 465.</ref>
** Página 146.
 
* «Emma sentía el corazón, cuyos latidos recomenzaban y la sangre que circulaba por su carne como un río de leche.». <ref name="flgu"/>
** Página 146.
 
* «Emma se parecía a todas las amantes; y el encanto de la [[novedad]], cayendo poco a poco como un vestido dejaba al desnudo la eterna monotonía de la pasión que tiene siempre las mismas formas y el mismo lenguaje.». <ref>Citado en ''El comentario de textos narrativos y teatrales''. Autores María Rubio Martín, Ricardo Fuente, Fabián Gutiérrez Flórez, Fabián Gutiérrez. Edición ilustrada. Editor Colegio de España, 1994. ISBN 9788486408367. p. 49.</ref>
** Página 172.
 
* «Se dejaba mecer por las [[Melodía|melodías]] y se sentía a sí misma vibrar con todo su [[ser]], como si los arcos de los violines se pasearan por sus nervios, [...]». <ref>Citado en Bodei, Remo. ''Imaginar otras vidas: Realidades, proyectos y deseos''. Herder Editorial, 2014. ISBN 9788425433825.</ref>
** Página 191.
 
* «Ella no le confesó que había estado [[Enamorado|enamorada]] de otro, ni él le dijo que había llegado a olvidarla.». <ref>Flaubert, Gustave. ''Madame Bovary''. Editorial Libresa, 1992. ISBN 9789978801291. p. 291.</ref>
** Página 198.
 
* «Pero la denigración de las personas a quienes amamos siempre nos aleja un poco de ellas.». <ref name="ampo"/>
** Página 223.
 
* «A los [[Ídolo|ídolos]] no hay que tocarlos: se queda el dorado en las manos.». <ref name="ampo"/>
** Página 223.
 
* «Pero no era [[Felicidad|feliz]], no lo había sido nunca. ¿De dónde venía aquella inconsistencia de la vida, aquella podredumbre fulminante de todas las cosas en las que trataba de apoyarse?». <ref>Flaubert, Gustave. ''Madame Bovary''. Editorial Libresa, 1992. ISBN 9789978801291. p. 341.</ref>
** Página 223.
 
* «Le hubiera gustado poder escaparse como un [[pájaro]] que se echa a volar, ir a beber [[juventud]] a algún sitio, muy lejos por espacios sin mácula.». <ref>Flaubert, Gustave. ''Madame Bovary''. Editorial Libresa, 1992. ISBN 9789978801291. p. 349.</ref>
** Página 227.
 
Línea 133:
<!-- Agregar las citas en el orden en que aparecen en la obra con su fuentes y referencias con los requisitos que piden las políticas oficiales. Sin ellas cualquier editor puede borrarlas, por lo que se perderá tu aportación. El uso de bases de datos de citas de internet está prohibido por la política oficial de referencias aprobada por la comunidad. -->
 
* «De [[Niñez|niño]] me gustaba todo lo que puede verse; de [[Adolescencia|adolescente]], todo lo que puede sentirse; de [[Adulterio|adulto]], ya no me gusta nada.». <ref name="flgu1"/>
** Página 14.
 
* «Me había corrompido el [[gusto]] y el corazón, como decían mis [[Profesor|profesores]], y, entre tantos seres con inclinaciones innobles, mi [[independencia]] espiritual me había hecho estimar al más depravado de todos; era degradado al rango más bajo por la superioridad misma. Apenas me concedían la [[imaginación]], es decir, según ellos, una exaltación del [[cerebro]] vecina de la [[locura]].». <ref>Citado en ''La Palabra y el hombre, números 33-36''. Colaborador Universidad Veracruzana. Editorial Universidad Veracruzana, 1980. p. 155.</ref>
** Página 27.
 
* «Aunque mi [[mente]] y mis [[Principio|principios]] eran [[Calumnia|calumniados]], nadie atacaba mi corazón, pues, por entonces, yo era [[bondadoso]], y las miserias ajenas me arrancaban [[Lágrima|lágrimas]].». <ref name="flgu1"/>
** Página 27.
 
* «Estuve a punto de desmayarme la primera vez que vi desnudos los dos [[Pecho|pechos]] de una mujer.». <ref>Citado en ''La Palabra y el hombre, números 33-36''. Colaborador Universidad Veracruzana. Editorial Universidad Veracruzana, 1980. p. 167.</ref>
** Página 60.
 
* «¿Y eso es todo?, ¿no tiene que haber otro después de este frío goce, otro más sublime, más profundo, algo divino que me hiciera entrar en [[éxtasis]]? ¡Oh! No, todo había terminado; yo había extinguido en el fango aquel [[fuego]] sagrado de mi alma.». <ref name="flgu1"/>
** Página 66.
 
* «¡El arte! ¡El arte! ¡Qué bello es a pesar de su [[vanidad]]! Si hay sobre la tierra una [[creencia]] que adoramos, si existe algo [[Santidad|santo]], [[Pureza|puro]], [[sublime]], algo que tienda a ese inmoderado deseo de lo [[infinito]] y de lo [[vago]] que llamamos alma, eso es el arte.». <ref>Citado en Barrionuevo, José. ''Adolescencia y juventud: Consideraciones desde el psicoanálisis''. Editorial EUDEBA, 2016. ISBN 9789502317779.</ref>
** Página 69.
 
* «Te dices libre, y cada día actúas empujado por mil cosas.». <ref name="flgu1"/>
** Página 77.
 
* «Por muy grande que seas, primero fuiste algo tan sucio como la saliva y más fétido que la orina; después, como un gusano, experimentaste metamorfosis, y, por último, viniste al [[mundo]] casi sin vida, llorando, gritando, y cerrando los ojos, [...]». <ref name="flgu1"/>
** Página 77.