Diferencia entre revisiones de «Gustave Flaubert»
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* «Amémonos en el arte como los místicos se aman en [[Dios]], y que todo palidezca frente a ese gran [[amor]]
** Fuente: Flaubert, Gustave: Correspondance; 2ª serie (1850-1854), París, Fasquelle, 1927, página 286 (carta a Mme. X.)
* «A fin de cuentas el [[trabajo]] es todavía el mejor medio de pasar nuestra [[vida]]
* «Ama el arte. De todas las [[Mentira|mentiras]] es, cuando menos, la menos falaz
* «Creo que la [[felicidad]] sólo se encuentra al lado de una buena [[mujer]]; todo está en encontrarla, y en ser al mismo tiempo un [[Varón|hombre]] de bien: doble y temerosa condición
* «Cuando los dioses ya no existían y [[Cristo]] no había aparecido aún, hubo un momento único, desde [[Cicerón]] hasta [[Marco Aurelio]], en que sólo estuvo el [[hombre]]
* «Cuando llegamos a [[vejez|viejos]] los pequeños hábitos se vuelven grandes [[Tiranía|tiranías]]
* «Cuando muere una [[persona]] siempre sobreviene una especie de estupor, por lo difícil que es aceptar esta irrupción de la [[nada]] y prestarle [[credibilidad]]
* «Cuidado con la [[tristeza]], es un [[vicio]]
* «El [[futuro]] nos tortura y el [[pasado]] nos encadena. He ahí por qué se nos escapa el [[presente]]
* «El autor debe estar en su obra como Dios en el [[universo]]: presente en todas partes, pero en ninguna visible
* «El [[corazón]] es una tierra que cada [[pasión]] conmueve, remueve y trabaja sobre las ruinas de las demás
* «El [[estilo]], como el [[agua]], es mejor cuanto menos sabe
* «El estilo es la vida, la [[sangre]] misma del [[pensamiento]]
* «El [[lenguaje]] humano es como una olla vieja sobre la cual marcamos toscos ritmos para que bailen los osos, mientras al mismo tiempo anhelamos producir una [[música]] que derrita las [[Estrella|estrellas]]
* «El más humilde libertino ha soñado con sultanas, y todo notario lleva en su intimidad las ruinas de un [[poeta]]
* «Hay que esperar cuando se está desesperado, y andar cuando se espera
** Fuente: ''Salambó'', 1862.
* «La [[Nostalgia|añoranza]] se asfixió bajo el hábito
* «La [[humanidad]] es como es; no se trata de cambiarla, sino de conocerla
* «La [[fraternidad]] es una de las más bellas invenciones de la [[hipocresía]] social
* «La [[melancolía]] no es más que un recuerdo que se ignora
* «La [[vida]] debe ser una continua [[educación]]
* «Los recuerdos no pueblan nuestra [[soledad]], como suele decirse; antes al contrario, la hacen más profunda
* «Me parece que es mejor describir tranquilamente aquello que nos exaspera. Disecar es una [[venganza]]
** Fuente: Carta a George Sand. En Croisset, noche del miércoles, 18-19 de diciembre de 1867.
* «No labra uno su [[destino]], lo aguanta
* «Ser [[Estupidez|estúpido]], [[Egoísmo|egoísta]] y estar bien de [[salud]], he aquí las tres condiciones que se requieren para ser [[feliz]]. Pero si os falta la primera, estáis perdidos
* «Si vuestra obra de [[arte]] es buena, si es verdadera, encontrará su eco y se hará su lugar... dentro de seis meses, de seis años, o después de nuestra [[muerte]]. ¿Qué más da?». <ref>Ortega Blake, Arturo. El gran libro de las frases célebres. Editorial Penguin Random House Grupo Editorial México, 2013 ISBN 978-60-7311-631-2.</ref>
* «Siempre he intentado vivir en una torre de marfil, pero una marea de mierda no deja de golpear sus muros y amenaza con tirarla abajo
* «Ten cuidado con tus [[Sueño|sueños]]; son la sirena de las almas. Ellas cantan, nos llaman, las seguimos y jamás retornamos
* «Un [[alma]] se mide por la dimensión de su [[deseo]], del mismo modo que se juzga de antemano a una catedral por la altura de sus torres
* «Un [[corazón]] es una [[riqueza]] que no se vende ni se compra, pero que se regala
* «Un hombre que juzga a otro hombre es un espectáculo que me haría estallar de [[risa]], si no me diese [[piedad]]
=== De ''Madame Bovary'' <ref name="flgu">Flaubert, Gustave. ''Madame Bovary''. Editorial Imaginador, 1999. ISBN 9789507682490.</ref> ===
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* «Pero su vida era fría como un desván cuya ventana da al norte y el [[aburrimiento]], araña silenciosa, tejía su tela en la [[sombra]] en todos los rincones de su corazón
** Página 46.
* «También Emma hubiese querido, huyendo de la vida, evaporarse en un abrazo
** Página 61.
* «¡Creo en el [[Dios|Ser Supremo]], un Creador, cualquiera que sea, me importa poco, que nos ha puesto aquí abajo para cumplir aquí nuestros deberes de ciudadanos y de padres de [[familia]]; pero no necesito ir a una [[iglesia]] a besar bandejas de plata y a engordar con mi bolsillo un montón de farsantes que se alimentan mejor que nosotros! Porque se puede honrarlo lo mismo en un bosque, en un campo, o incluso contemplando la bóveda celeste como los antiguos. Mi Dios, el mío, es el Dios de [[Sócrates]], de [[Benjamin Franklin|Franklin]], de [[Voltaire]] y de [[Béranger]]. Yo estoy a favor de la Profesión de fe del vicario saboyano y los inmortales principios del ochenta y nueve. Por tanto, no admito un tipo de Dios que se pasea por su jardín bastón en mano, aloja a sus amigos en el vientre de las ballenas, muere lanzando un [[grito]] y resucita al cabo de tres días: cosas absurdas en sí mismas y completamente opuestas, además, a todas las leyes de la [[física]]; lo que nos demuestra, de paso, que los [[Sacerdote|sacerdotes]] han estado siempre sumidos en una [[ignorancia]] ignominiosa, en la que se esfuerzan por hundir con ellos a los [[Pueblo|pueblos]]
* Página 73.
* «Desde entonces, aquél recuerdo de León fue como el centro de su [[hastío]]; chisporroteaba en él más fuerte que en una estepa de [[Rusia]], un fuego de viajeros abandonado en la nieve
** Página 116.
* «La tela de su [[vestido]] se prendía en el terciopelo de la levita de Rodolfo; inclinó hacia atrás su blanco cuello que se dilataba con un suspiro y desfallecida, deshecha en [[llanto]], con una largo estremecimiento y tapándose la cara, se entregó
** Página 146.
* «Emma sentía el corazón, cuyos latidos recomenzaban y la sangre que circulaba por su carne como un río de leche
** Página 146.
* «Emma se parecía a todas las amantes; y el encanto de la [[novedad]], cayendo poco a poco como un vestido dejaba al desnudo la eterna monotonía de la pasión que tiene siempre las mismas formas y el mismo lenguaje
** Página 172.
* «Se dejaba mecer por las [[Melodía|melodías]] y se sentía a sí misma vibrar con todo su [[ser]], como si los arcos de los violines se pasearan por sus nervios, [...]». <ref>Citado en Bodei, Remo. ''Imaginar otras vidas: Realidades, proyectos y deseos''. Herder Editorial, 2014. ISBN 9788425433825.</ref>
** Página 191.
* «Ella no le confesó que había estado [[Enamorado|enamorada]] de otro, ni él le dijo que había llegado a olvidarla
** Página 198.
* «Pero la denigración de las personas a quienes amamos siempre nos aleja un poco de ellas
** Página 223.
* «A los [[Ídolo|ídolos]] no hay que tocarlos: se queda el dorado en las manos
** Página 223.
* «Pero no era [[Felicidad|feliz]], no lo había sido nunca. ¿De dónde venía aquella inconsistencia de la vida, aquella podredumbre fulminante de todas las cosas en las que trataba de apoyarse?». <ref>Flaubert, Gustave. ''Madame Bovary''. Editorial Libresa, 1992. ISBN 9789978801291. p. 341.</ref>
** Página 223.
* «Le hubiera gustado poder escaparse como un [[pájaro]] que se echa a volar, ir a beber [[juventud]] a algún sitio, muy lejos por espacios sin mácula
** Página 227.
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* «De [[Niñez|niño]] me gustaba todo lo que puede verse; de [[Adolescencia|adolescente]], todo lo que puede sentirse; de [[Adulterio|adulto]], ya no me gusta nada
** Página 14.
* «Me había corrompido el [[gusto]] y el corazón, como decían mis [[Profesor|profesores]], y, entre tantos seres con inclinaciones innobles, mi [[independencia]] espiritual me había hecho estimar al más depravado de todos; era degradado al rango más bajo por la superioridad misma. Apenas me concedían la [[imaginación]], es decir, según ellos, una exaltación del [[cerebro]] vecina de la [[locura]]
** Página 27.
* «Aunque mi [[mente]] y mis [[Principio|principios]] eran [[Calumnia|calumniados]], nadie atacaba mi corazón, pues, por entonces, yo era [[bondadoso]], y las miserias ajenas me arrancaban [[Lágrima|lágrimas]]
** Página 27.
* «Estuve a punto de desmayarme la primera vez que vi desnudos los dos [[Pecho|pechos]] de una mujer
** Página 60.
* «¿Y eso es todo?, ¿no tiene que haber otro después de este frío goce, otro más sublime, más profundo, algo divino que me hiciera entrar en [[éxtasis]]? ¡Oh! No, todo había terminado; yo había extinguido en el fango aquel [[fuego]] sagrado de mi alma
** Página 66.
* «¡El arte! ¡El arte! ¡Qué bello es a pesar de su [[vanidad]]! Si hay sobre la tierra una [[creencia]] que adoramos, si existe algo [[Santidad|santo]], [[Pureza|puro]], [[sublime]], algo que tienda a ese inmoderado deseo de lo [[infinito]] y de lo [[vago]] que llamamos alma, eso es el arte
** Página 69.
* «Te dices libre, y cada día actúas empujado por mil cosas
** Página 77.
* «Por muy grande que seas, primero fuiste algo tan sucio como la saliva y más fétido que la orina; después, como un gusano, experimentaste metamorfosis, y, por último, viniste al [[mundo]] casi sin vida, llorando, gritando, y cerrando los ojos, [...]». <ref name="flgu1"/>
** Página 77.
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