Diferencia entre revisiones de «Nacionalismo»

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“Más difícil, por no decir imposible, es que dure la paz entre los pueblos y entre los Estados, si en lugar del verdadero y auténtico amor a la patria reina y arrecia un egoísta y duro nacionalismo, que es equivalente a odio y envidia en lugar de mutuo deseo de bien, desconfianza y sospecha en lugar de fraterna confianza, concurrencia y lucha en lugar de cooperación concorde, ambición de hegemonía, de predominio en lugar de respeto y de tutela de todos los derechos, aunque sean los de los débiles y pequeños” (Discurso a la Curia Romana (24 diciembre 1930): AAS 22 (1930), 535-536).
===JUAN PABLO II, PAPA===
DISCURSO AL CUERPO DIPLOMÁTICO ACREDITADO ANTE LA SANTA SEDE (15-1-1994).-Si reflexionamos en lo que constituye el fundamento de los comportamientos colectivos que acabamos de recordar en África o en Europa, descubrimos fácilmente la presencia de nacionalismos exacerbados. No se trata de amor legítimo a la propia patria o de estima de su identidad, sino de un rechazo del otro en su diferencia, para imponerse mejor a él. Todos los medios son buenos. Nos hallamos frente a un nuevo paganismo: la divinización de la nación. La historia ha mostrado que del nacionalismo se pasa muy rápidamente al totalitarismo. La Iglesia católica no puede aceptar esta visión de las cosas. Al ser universal por su misma naturaleza, está al servicio de todos y no se identifica nunca con una comunidad nacional particular. Acoge en su seno a todas las naciones, todas las razas y todas las culturas. Por eso, cada vez que el cristianismo, sea en su tradición occidental, sea en la oriental, se transforma en instrumento de un nacionalismo, recibe una herida en su mismo corazón y se vuelve estéril.
 
Nos hallamos frente a un nuevo paganismo: la divinización de la nación. La historia ha mostrado que del nacionalismo se pasa muy rápidamente al totalitarismo.
La Iglesia católica no puede aceptar esta visión de las cosas. Al ser universal por su misma naturaleza, está al servicio de todos y no se identifica nunca con una comunidad nacional particular. Acoge en su seno a todas las naciones, todas las razas y todas las culturas. Por eso, cada vez que el cristianismo, sea en su tradición occidental, sea en la oriental, se transforma en instrumento de un nacionalismo, recibe una herida en su mismo corazón y se vuelve estéril.
CARTA APOSTÓLICA TERTIO MILLENIO ADVENIENTE, 27 (10-11-1994).-Después de 1989 han surgido, sin embargo, nuevos peligros y nuevas amenazas. En los países del antiguo bloque oriental, tras la caída del comunismo, ha aparecido el grave riesgo de los nacionalismos, como desgraciadamente muestran los percances de los Balcanes y de otras áreas próximas.