Diferencia entre revisiones de «Juan de la Cruz»

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Línea 64:
** ''Ibid'' Pág. 202
 
* «Para venir a gustarlo todo,<br> no quieras tener gusto en nada.<br>Para venir a poseerlo todo,<br>no quieras poseer algo en nada.<br>Para venir a serlo todo,<br> no quieras ser algo en nada.<br>Para venir a saberlo todo,<br> no quieras saber algo en nada.<br>Para venir a lo que no gustas,<br> has de ir por donde no gustas.<br>Para venir a lo que no sabes,<br>has de ir por donde no sabes.<br>Para venir a lo que no posees,<br>has de ir por donde no posees.<br>Para venir a lo que no eres,<br>has de ir por donde no eres.<br><br>MODO PARA NO IMPEDIR AL TODO.<br>Cuando reparas en algo,<br>dejas de arrojarte al todo.<br>Porque para venir del todo al todo<br>has de negarte del todo en todo.<br>Y cuando lo vengas del todo a tener,<br>has de tenerlo sin nada querer.<br>Porque, si quieres tener algo en todo,<br>no tienes puro en Dios tu tesoro.<br><br>En esta desnudez halla el alma espiritual su quietud y descanso, porque, no codiciando nada, nada le fatiga hacia arriba y nada le oprime hacia abajo, porque está en el centro de su humildad. Porque, cuando algo codicia, en eso mismo se fatiga». »
** ''Ibid'' Pág. 204<br>
 
* «El que discretamente ama no se preocupa de pedir lo que le falta y desea, sino de representar su necesidad para que el Amado haga lo que fuere servido.»
** ''Ibid'' Pág. 594
 
* «El deseo de Dios sólo es de engrandecer al alma. Y como no hay otra cosa en que más la pueda engrandecer que igualándola consigo, por eso solamente se sirve de que le ame; porque la propiedad del amor es igualar al que ama con la cosa amada.»
** ''Ibid'' Págs. 701-702
 
* «El estado y ejercicio de principiantes es de meditar y hacer actos y ejercicios discursivos con la imaginación. Porque cebando el apetito con sabor de las cosas espirituales, se desarraigue del sabor de las cosas sensuales. Mas luego comienza Dios a destetar el alma y ponerla en estado de contemplación. En este estado se ha de llevar al alma por modo contrario del primero. En ninguna manera se la han de imponer en que medite ni se ejercite en actos. Si el alma quiere entonces obrar de suyo de otra manera que muy pasiva y sin hacer acto natural, pondría impedimento a los bienes que le está sobrenaturalmente Dios comunicando. Cuanto más presto llegare a esta ociosa tranquilidad, tanto más abundantemente se le va infundiendo el espíritu de la divina sabiduría. Y no se penen pensando que no se hace nada; aunque el alma entonces no hace, Dios lo hace en ella.»