Diferencia entre revisiones de «Josemaría Escrivá de Balaguer»

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* " Todo en la manera de ser de mons. Escrivá provenía de la oración, de ese diálogo permanente que mantenía con Dios y eso se vertía finalmente en las almas que tenía a su alrededor. "
** [[w:André Frossard|André Frossard]], de la Academia Francesa, escritor.
 
{{cita|La fiel y generosa disponibilidad de los sacerdotes a escuchar las confesiones, a ejemplo de los grandes santos de la historia, como san Juan María Vianney, san Juan Bosco, san Josemaría Escrivá, san Pío de Pietrelcina, san José Cafasso y san Leopoldo Mandić, nos indica a todos que el confesonario puede ser un «lugar» real de santificación.|[[Benedicto XVI]], [http://www.vatican.va/holy_father/benedict_xvi/speeches/2011/march/documents/hf_ben-xvi_spe_20110325_penitenzieria_sp.html Discurso a la Penitenciaría Apostólica], (25-III-2011).}}
 
{{cita|Con sobrenatural intuición, el beato Josemaría predicó incansablemente la llamada universal a la santidad y al apostolado. Cristo convoca a todos a santificarse en la realidad de la vida cotidiana; por ello, el trabajo es también medio de santificación personal y de apostolado cuando se vive en unión con Jesucristo, pues el Hijo de Dios, al encarnarse, se ha unido en cierto modo a toda la realidad del hombre y a toda la creación (cf. Dominum et vivificantem, 50). En una sociedad en la que el afán desenfrenado de poseer cosas materiales las convierte en un ídolo y motivo de alejamiento de Dios, el nuevo beato nos recuerda que estas mismas realidades, criaturas de Dios y del ingenio humano, si se usan rectamente para gloria del Creador y al servicio de los hermanos, pueden ser camino para el encuentro de los hombres con Cristo.|[[Juan Pablo II]], Ceremonia de [[beatificación]] de Josemaría Escrivá, ([[17 de mayo|17-V]][[1992|-1992]]).}}
 
{{cita|Escrivá de Balaguer, con el Evangelio, decía continuamente: "Cristo no nos pide un poco de bondad, sino mucha bondad. Pero quiere que lleguemos a ella no a través de acciones extraordinarias, sino con acciones comunes, aunque el modo de ejecutar tales acciones no debe ser común". Allí "nel bel mezzo della strada", en la oficina, en la fábrica, nos hacemos santos a poco que hagamos el propio deber con competencia, por amor de Dios, y alegremente, de manera que el trabajo cotidiano se convierta no en una "tragedia cotidiana", sino en la "sonrisa cotidiana".|[[Juan Pablo I]], Artículo en Il Gazzettino, [[Venecia]], ([[25 de julio|25-VII]][[1978|-1978]]).}}
 
{{cita|En sus palabras hemos advertido la vibración del espíritu encendido y generoso de toda la Institución, nacida en este tiempo nuestro como expresión de la perenne juventud de la Iglesia (...). Consideramos con paterna satisfacción cuanto el Opus Dei ha realizado y realiza por el Reino de Dios; el deseo de hacer el bien, que lo guía; el amor encendido a la Iglesia y a su Cabeza visible, que lo distingue; el celo ardiente por las almas, que lo empuja hacia los arduos y difíciles caminos del apostolado de presencia y de testimonio en todos los sectores de la vida contemporánea.|[[Pablo VI]] en su carta manuscrita —quirógrafo— a mons. Josemaría Escrivá de Balaguer ([[1 de octubre|1-X]][[1964|-1964]]).}}
 
{{DEFAULTSORT:Escrivá de Balaguer}}