Diferencia entre revisiones de «Tony Duvert»

Contenido eliminado Contenido añadido
PeioR (discusión | contribs.)
PeioR (discusión | contribs.)
Línea 108:
* Sergio sabía desenvolverse; y sus maneras abiertas y sólidas, su risa; su atención a las personas, su impertinencia, su vitalidad, seducían hasta a los estúpidos, a los contrariados, incluso a una parte de las mujeres.<ref name="cit"/>
 
* Echar los brazos al cuello de SergioSerge procuró a Jonathan una sensación extraña. Tuvo la impresión de que no era a Sergio a quien tocaba, sino a un ser indefinido, más genérico, casi abstracto: un niño. Un niño cualquiera. No había nada, en la presencia física de SergioSerge, que le fuera propio.
:Era una sensación nueva, embarazosa, casi repugnante. El niño, a los seis años, a los ocho años, había sido totalmentepor completo su propio cuerpo, y aquel cuerpo era totalmente él mismo. Ahora, por el contrario, tenía, extrañamente, un cuerpo que mirar, atrayente, expresivo, que debía de ser él, y otro cuerpo, aquel cuerpo anónimo de niño: un cuerpo de sobra.
:Jonathan se preguntó si Serge también experimentabaexperimentaría, tocándolo, la misma sensación, ahora. El niño parecía sentirse cómodo.
:Así que, tal vez, sólo era una impresión falsa la que inspiraba a Jonathan el temor de haberse vuelto extraño a SergioSerge. Quiso esperarlo, pero permaneció tímido en sus gestos – también cuando el niño le besó la cara. Y también por la tarde, en la cama (porque la cunapequeña cama de abajo había sido olvidada), cuando SergioSerge le provocó, con una picardía tan particular en losla ojosmirada que Jonathan tuvo la certeza de que ahora SergioSerge sabía qué nombre tenía todo aquello.
::''Prendre Serge par le cou procura à Jonathan une sensation étrange. Il eut l'impression que ce n'était pas Serge qu'il touchait, mais un être indéfini, plus général, presqu'abstrait : un garçon. N’importe quel garçon. Quelque chose, dans la présence physique de Serge, ne lui appartenait pas en propre.''
::''Cette sensation était neuve, gênante, presque répugnante. L’enfant, à six ans, à huit ans, avait été tout entier son corps, et son corps était lui tout entier. Maintenant, au contraire, il avait, bizarrement, un corps à regarder, attirant, expressif, qui devait être lui, et un autre corps à toucher, ce corps anonyme de garçon : un corps en trop.''