Diferencia entre revisiones de «Octavio Paz»

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* «El amor es una de las respuestas que el [[hombre]] ha inventado para mirar de frente a la [[muerte]]».
 
* «El [[amor]] nace de un flechazo; la [[amistad]] del intercambio frecuente y prolongado. El amor es instantáneo; la amistad requiere [[tiempo]]».
 
* «El [[amor]] no es un remedio físico, no es una vacuna: es un paradigma, un ideal de vida fundado en la [[libertad]] y en la entrega».
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* «El culto a la vida es también culto a la [[muerte]]».
 
* «El [[erotismo]] es un ritmo: uno de sus acordes es separación, el otro es regreso, vuelta a la [[naturaleza]] reconciliada».
 
* «El escritor debe soportar la [[soledad]], saberse un ser marginal. Que los escritores seamos marginales es más una condenación que una bendición».
 
* «El estratega desea alcanzar la victoria, el [[poeta]] componer un himno de insuperable [[belleza]], el ceramista fabricar ánforas perfectas, el comerciante acumular bienes y [[dinero]]. ¿Y qué desea el amante? Busca la belleza, la hermosura humana».
 
* «El [[hombre]] quiere ser uno con sus creaciones, reunirse consigo mismo y con sus semejantes: ser el mundo sin cesar de ser él mismo. Nuestra poesía es conciencia de la separación y tentativa por reunir lo que fue separado».
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* «El sentimiento de [[soledad]], nostalgia de un cuerpo del que fuimos arrancados, es nostalgia de espacio, ese espacio no es otro que el centro del [[mundo]], el "ombligo" del [[universo]]».
 
* «El [[sexo]] es la raíz, el [[erotismo]] es el tallo, el [[amor]] es la flor. ¿Y el fruto? Los frutos del amor son intangibles. Éste es uno de sus enigmas».
 
* «En las aguas heladas del cálculo egoísta, eso es la [[sociedad]], por eso el amor y la poesía son marginales». (Vuelta a El laberinto de la soledad).
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* «En nuestro [[mundo]] el [[amor]] es una experiencia casi inaccesible. Todo se opone a él: [[moral]], clases, [[ley]]es, razas y los mismos enamorados. La [[mujer]] siempre ha sido para el [[hombre]] "lo otro", su contrario y complemento. Si una parte de nuestro ser anhela fundirse a ella, otra, no menos imperiosamente, la aparta y excluye. La mujer es un objeto, alternativamente precioso o nocivo, mas siempre diferente. Al convertirla en objeto, en ser aparte, y al someterla a todas las deformaciones que su interés, su [[vanidad]], su [[angustia]] y su mismo [[amor]] le dictan, el [[hombre]] la convierte en instrumento. Medio para obtener el [[conocimiento]] y el [[placer]], vía para alcanzar la supervivencia, la [[mujer]] es ídolo, diosa, [[madre]], hechicera o musa, según muestra Simone de Beauvouir, pero jamás puede ser ella misma. De ahí que nuestras relaciones eróticas estén viciadas en su origen, manchadas en su raíz. Entre la mujer y nosotros se interpone un fantasma: el de su imagen, el de la imagen que nosotros nos hacemos de ella y con la que ella se reviste. Ni siquiera podemos tocarla como carne que se ignora a sí misma, pues entre nosotros y ella se desliza esa visión dócil y servil de un [[cuerpo]] que se entrega. Y a la mujer le ocurre lo mismo: no se siente ni se concibe sino como objeto, como "otro". Nunca es dueña de sí. Su ser se escinde entre lo que es realmente y la imagen que ella se hace de sí. Una imagen que le haya sido dictada por [[familia]], clase, escuela, amigas, [[religión]] y amante. Su feminidad jamás se expresa, porque se manifiesta a través de formas inventadas por el hombre. El [[amor]] no es acto natural. Es algo [[humano]] y, por definición, lo más humano, es decir, una creación, algo que nosotros hemos hecho y que no se da en la [[naturaleza]]. Algo que hemos hecho, que hacemos todos los días y que todos los días deshacemos.»
 
* «En todo encuentro erótico hay un personaje invisible y siempre activo: la [[imaginación]].»
 
* «Escribí poemas, no poesía, porque se puede discutir interminablemente sobre la segunda mientras que no es difícil convenir en el significado de la palabra poema: un objeto hecho de palabras, destinado a contener y secretar una substancia impalpable, reacia a las definiciones, llamada [[poesía]]». (La otra voz).