Diferencia entre revisiones de «Juan de la Cruz»

Contenido eliminado Contenido añadido
Sin resumen de edición
Sin resumen de edición
Línea 46:
** ''Ibid'' Pág. 204<br>
 
* «El estado y ejercicio de principiantes es de meditar y hacer actos y ejercicios discursivos con la imaginación. Porque cebando el apetito con sabor de las cosas espirituales, se desarraigue del sabor de las cosas sensuales. Mas luego comienza Dios a destetar el alma y ponerla en estado de contemplación. En este estado se ha de llevar al alma por modo contrario del primero. En ninguna manera se la han de imponer en que medite ni se ejercite en actos. Si el alma quiere entonces obrar de suyo de otra manera que muy pasiva y sin hacer acto natural, pondría impedimento a los bienes que le está sobrenaturalmente Dios comunicando. Cuanto más presto llegare a esta ociosa tranquilidad, tanto más abundantemente se le va infundiendo el espíritu de la divina sabiduría. Y no se penen pensando que no se hace nada; aunque el alma entonces no hace, Dios lo hace en ella.»
* «El estado y ejercicio de principiantes es de meditar y hacer actos y ejercicios discursivos con la imaginación. Porque cebando el apetito con sabor de las cosas espirituales, se desarraigue del sabor de las cosas sensuales. <br><br>Mas luego comienza Dios a destetar el alma y ponerla en estado de contemplación. En este estado se ha de llevar al alma por modo contrario del primero. En ninguna manera se la han de imponer en que medite ni se ejercite en actos. Si el alma quiere entonces obrar de suyo de otra manera que muy pasiva y sin hacer acto natural, pondría impedimento a los bienes que le está sobrenaturalmente Dios comunicando. Cuanto más presto llegare a esta ociosa tranquilidad, tanto más abundantemente se le va infundiendo el espíritu de la divina sabiduría. <br><br>A lo que el alma podía alcanzar a sentir es un enajenamiento y extrañez, unas veces más que otras, acerca de todas las cosas, con inclinación a soledad y tedio de todas las criaturas y del siglo, en respiro suave de amor y vida en el espíritu. <br><br>Y no se penen pensando que no se hace nada; aunque el alma entonces no hace, Dios lo hace en ella. <br><br>Procuren desembarazar al alma y ponerla en soledad y ociosidad, de manera que no esté atada a alguna noticia particular de arriba o de abajo, o con codicia de algún jugo o gusto, de manera que esté vacía en negación pura de toda criatura. <br><br>Y vacando de esta manera el alma a todas las cosas, es imposible que deje Dios de hacer lo que es de la suya en comunicársele, a lo menos secretamente. <br><br>Por tanto, no digas que no va el alma adelante, porque no hace nada. Porque si el entendimiento se va vaciando de inteligencias particulares, naturales o espirituales, adelante va, y cuanto más vacare a la inteligencia particular y a los actos de entender, tanto más adelante va el entendimiento caminando al sumo bien sobrenatural. <br><br>Al modo que es la inteligencia en el entendimiento, es también el amor en la voluntad; que, como en el entendimiento esta noticia que le infunde Dios es general y oscura, sin distinción de inteligencia, también la voluntad ama en general, sin distinción alguna de cosa particular entendida. <br><br>En lo que es hacer el alma actos naturales con el entendimiento, no puede amar sin entender; mas en los que Dios hace e infunde en ella, es diferente, porque se puede comunicar Dios en la una potencia sin la otra; y así puede inflamar la voluntad con el calor de su amor, aunque no entienda el entendimiento, bien así como una persona podrá ser calentada del fuego aunque no vea el fuego. <br><br>De donde no hay que temer la ociosidad de la voluntad en este caso, que si de suyo deja de hacer actos de amor sobre particulares noticias, hácelos Dios en ella. <br><br>No entendiendo pues estos maestros espirituales las almas que van en esta contemplación quieta y solitaria, por no haber ellos llegado a ella, piensan que están ociosas, y les estorban e impiden la paz de la contemplación sosegada y quieta, que de suyo les estaba Dios dando, haciéndoles ir por el camino de discurso imaginario y que hagan actos interiores, en lo cual hallan entonces las dichas almas gran repugnancia, sequedad y distracción, porque se querrían ellas estar en su ocio santo y recogimiento quieto y pacífico. <br><br>Estos espirituales no quieren que el alma repose ni quiete, sino que siempre trabaje y obre de manera que no dé lugar a que Dios obre, y que lo que él va obrando se deshaga y borre con la operación del alma. <br><br>Como el alma de suyo es inclinada a sentir y gustar, facilísimamente se pega a aquellas noticias y jugos que la pone el demonio, y se quita de la soledad en que Dios la ponía. Porque, como ella en aquella soledad y quietud de las potencias del alma no hacía nada, parécela que estotro es mejor, pues ya en ello hace algo. <br><br>Y así, por comer ella un bocadillo de noticia particular o jugo, se quita que la coma Dios a ella toda; porque así lo hace Dios en aquella soledad en que la pone, porque la absorbe en sí por medio de aquellas unciones espirituales solitarias. <br><br>¡Oh pues almas! Cuando Dios os va haciendo tan soberanas mercedes que os lleva por estado de soledad y recogimiento, apartándoos de vuestro trabajoso sentir, no os volváis al sentido. Dejad vuestras operaciones, que si antes os ayudaban para negar al mundo y a vosotros mismos cuando erais principiantes, ahora que os hace ya Dios merced de ser el obrero, os serán obstáculo grande y embarazo. <br><br>¡Oh quien pudiera decir aquí cuan imposible le es al alma que tiene apetitos juzgar de las cosas de Dios como ellas son! Dios no cae en el sentido. Y de esta manera el apetito y gustos sensitivos impiden el conocimiento de las cosas altas.»
 
* «Por tanto, no digas que no va el alma adelante, porque no hace nada. Porque si el entendimiento se va vaciando de inteligencias particulares, naturales o espirituales, adelante va, y cuanto más vacare a la inteligencia particular y a los actos de entender, tanto más adelante va el entendimiento caminando al sumo bien sobrenatural. De donde no hay que temer la ociosidad de la voluntad en este caso, que si de suyo deja de hacer actos de amor sobre particulares noticias, hácelos Dios en ella.»
 
* «No entendiendo pues estos maestros espirituales las almas que van en esta contemplación quieta y solitaria, por no haber ellos llegado a ella, piensan que están ociosas, y les estorban e impiden la paz de la contemplación sosegada y quieta, que de suyo les estaba Dios dando, haciéndoles ir por el camino de discurso imaginario y que hagan actos interiores, en lo cual hallan entonces las dichas almas gran repugnancia, sequedad y distracción, porque se querrían ellas estar en su ocio santo y recogimiento quieto y pacífico. Estos espirituales no quieren que el alma repose ni quiete, sino que siempre trabaje y obre de manera que no dé lugar a que Dios obre, y que lo que él va obrando se deshaga y borre con la operación del alma.»
 
* «¡Oh pues almas! Cuando Dios os va haciendo tan soberanas mercedes que os lleva por estado de soledad y recogimiento, apartándoos de vuestro trabajoso sentir, no os volváis al sentido. Dejad vuestras operaciones, que si antes os ayudaban para negar al mundo y a vosotros mismos cuando erais principiantes, ahora que os hace ya Dios merced de ser el obrero, os serán obstáculo grande y embarazo. Dios no cae en el sentido. Y de esta manera el apetito y gustos sensitivos impiden el conocimiento de las cosas altas.»
** ''Ibid'' Págs. 823-845