Diferencia entre revisiones de «Margarita Nelken»
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== Citas sobre ella ==
* «En aquel terrible Madrid de agosto del 36, cuando el terror llegaba al máximo, apareció una noche en «Claridad» un artículo de Margarita Nelken en que pedía a las milicias no se limitaran a asesinar hombres, sino que incluyeran en 'los paseos' a las esposas, novias o hermanas de los perseguidos.<br />Estaba uno curado, al parecer, de espanto y sin embargo aquella especial incitación al crimen nos produjo la peor angustia.<br />El artículo tuvo su efecto, las arpías de los barrios se unieron a la ronda de la muerte y comenzaron a caer finas mujeres de la burguesía, blancas y espigadas madrileñas, en plena juventud, pues a la incitación criminal habían respondido los más bajos sentimientos humanos y aquello se convertía en la venganza, en suspenso durante siglos, de la fea contra la guapa.<br />En aquellas noches calientes del estío madrileño aparecieron en solares y desmontes y en las trágicas posturas de la muerte, los cuerpos desgarrados de la flor del garbo, de las más bellas muchachas de la ciudad. Entre sus vestidos, hechos jirones, brillaba su tersa carne blanca con luz de luna.<br />Conocemos a las mujeres que fusilaban, eran aquellos monstruos de los desfiles del 1º de mayo y de las broncas de los mercados arrabaleros.<br />Eran las feas en celo, las contrahechas en rebelión, supurando odio y envidia, vengando en aquellas víctimas un daño del que eran inocentes, vengando el desaire perpetuo de los hombres hacia ellas.<br />Ahí estaba toda Margarita Nelken. Mujer encorsetada y burriciega, pedante y sin encanto femenino, de carne colorada, había arrastrado una triste vida sentimental. Los hombres que se le habían acercado eran como ella, de oficinas oscuras, de plataforma de tranvía de las afueras; sin la gracia paleta de los hombres del pueblo y sin el estilo de los hombres de raza.<br />Ella sabía que había algo más en el mundo de Gordon Ordax y Basilio Álvarez, pero a los demás hombres ella los vió siempre a través de sus impertinentes, alejarse con otras, con aquellas que hoy hacía fusilar.<br />La Nelken hablaba de pintura en los museos y llevaba las retinas llenas de dioses, héroes y sátiros, pero debía tener la sensación al entrar en el Prado y adentrarse por la galería central, de que los Apolos y los Parises se volvían de espaldas para no verla.<br />Había mujeres más feas y de peor figura, pero salvadas por la Gracia. En ella era todo repulsión.<br />Tenía una cursilería emponzoñada que le quitaba ese indudable atractivo físico que tienen muchas cursis; al verla encaramada en sus impertinentes se presentía su carne cruda, prensada, con varices y una ropa interior violeta.<br />Creyó, como otras de su tipo, que la República las elevaría a otras regiones sociales, y no
** Fuente: [[Edgar Neville]], en su artículo «Margarita Nelken y la maldad», en la revista ''Y'', citado por Rosario Sánchez López en [http://books.google.es/books?id=4fuW3EXqp08C&pg=PA113&lpg=PA113&dq=En+aquel+terrible+Madrid+de+agosto+del+36,+cuando+el+terror+lle%C2%ADgaba+al+m%C3%A1ximo,+apareci%C3%B3+una+noche+en+%C2%ABClaridad%C2%BB+un+art%C3%ADculo+de+Margarita+Nelken+en+qu&source=bl&ots=K5zNZ775EA&sig=YFMTORjSNJRD7TPkZIRA8BKVf6g&hl=es&sa=X&ei=N1-RT6HEBs7I8gPE-pGrBA&ved=0CDYQ6AEwAw#v=onepage&q=En%20aquel%20terrible%20Madrid%20de%20agosto%20del%2036%2C%20cuando%20el%20terror%20lle%C2%ADgaba%20al%20m%C3%A1ximo%2C%20apareci%C3%B3%20una%20noche%20en%20%C2%ABClaridad%C2%BB%20un%20art%C3%ADculo%20de%20Margarita%20Nelken%20en%20qu&f=false ''Entre la importancia y la irrelevancia. Sección Femenina: de la República a la Transición'', página 113].
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