Juvenal

poeta romano
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Juvenal
«Una mente sana en un cuerpo sano».
«Una mente sana en un cuerpo sano».
Véase también
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Décimo Junio Juvenal fue un poeta satírico latino entre los siglos I y II.

  • «Consagrar (sacrificar) la vida a la verdad».[1]
  • «Desconfía de las apariencias».[2]
  • «El deseo de dinero crece tanto como el dinero mismo».[3]
  • «El dinero, venga de donde venga, huele bien».[4][3]
  • «El hombre feliz es más raro que un cuervo blanco».[5][6]
  • «El primer castigo del culpable es que su conciencia lo juzga y no lo absuelve nunca».[7][8]
  • «El que posee el suelo, posee hacia arriba hasta los cielos».[9]
  • «En el amor hay más acíbar que miel».[10]
  • «Es torpeza singular anteponer la vida al honor, y por salvar la vida perder la razón de vivir».[11]
  • «Es una gran locura la de vivir pobre para morir rico».[13]
  • «Haz de manera que seas tú admirado y no lo que te pertenece».[14][15]
  • «Jamás dice la naturaleza una cosa y otra la sabiduría».[16]
  • «La censura deja salvos a los cuervos y atormenta a las palomas».[17]
  • «La honradez es alabada pero tiembla de frío» .[19]
  • «Lo que da valor a un placer es usarlo raramente».[20]
  • «Los demás hombres son dueños de su fortuna; el avaro es esclavo de la suya».[13]
  • «Los hombres que tienen los mismos vicios se sostienen mutuamente».[21]
  • «Los niños merecen el máximo respeto [Se debe el más grande respeto a la infancia]».[22]
  • «Más que la muerte es de temer la vejez».[23]
  • «Nadie se hace malvado de repente».[24]
  • «Nunca es largo el camino que conduce a casa de un amigo».[25]
  • «¡Pan y circo!».[26]
  • «Para vivir: perder la razón de vivir».[27]
  • «Pero ¿a los guardianes, quién los guardará?».[28]
  • «¿Qué haré yo en Roma? Yo no sé mentir».[29]
  • «¿Quién vigilará a los vigilantes?». [quis custodiet ipsos custodes?][30]
  • «Si la prudencia te acompaña, ningún poder celestial te desamparará».[31]
  • «Si quieres ser alguien has de atreverte a algo que merezca la pena».[32]
  • «Todo el mundo desea saber, pero solo pocos están dispuestos a pagar el precio».[33]
  • «Una mente sana en un cuerpo sano».
    [Mens sana in corpore sano].[34][35][36]

Referencias

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  1. Bartra (1994), p. 156.
  2. Ortega (2013), p. 379.
  3. 3,0 3,1 Señor (1997), p. 148.
  4. Bartra (1994), p. 156.
  5. Bartra (1994), p. 156.
  6. Ortega (2013), p. 1784.
  7. Señor (1997), p. 377.
  8. Palomo (2013), p. 82.
  9. Ortega (2013), p. 117.
  10. Ortega (2013), p. 271.
  11. Señor (1997), p. 569.
  12. Ortega (2013), p. 3874.
  13. 13,0 13,1 Señor (1997), p. 64.
  14. Palomo (2013), p. 23.
  15. Ortega (2013), p. 70.
  16. Señor (1997), p. 393.
  17. Bartra (1994), p. 156.
  18. Ortega (2013), p. 1018.
  19. Bartra (1994), p. 156.
  20. Palomo (2013), p. 231.
  21. Señor (1997), p. 559.
  22. Ortega (2013), pp. 2263 y 2872.
  23. Señor (1997), p. 175.
  24. Señor (1997), p. 348.
  25. Señor (1997), p. 23.
  26. Bartra (1994), p. 156.
  27. Bartra (1994), p. 156.
  28. Bartra (1994), p. 156.
  29. Bartra (1994), p. 156.
  30. Stone, Jon R. pp. 100, 108. The Routledge Dictionary of Latin Quotations: The Illiterati's Guide to Latin Maxims, Mottoes, Proverbs and Sayings, Psychology Press, 2005. ISBN 9780415969093. Variante: «¿Pero quién vigilará a los vigilantes?» [sed quis custodiet ipsos custodes?]. Sátiras, VI 346-348
  31. Señor (1997), p. 454.
  32. Palomo (2013), p. 262.
  33. Palomo (2013), p. 253.
  34. Bartra (1994), p. 156.
  35. Señor (1997), p. 473. Sátiras, X 356.
  36. Ortega (2013), pp. 2659 y 3733.

Bibliografía

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  • Ortega Blake, Arturo (2013). El gran libro de las frases célebres. Penguin Random House Grupo Editorial. México. ISBN 6073116314, 9786073116312. En Google Libros.
  • Señor, Luis (1.ª ed. 1997/2017). Diccionario de citas. Espasa Calpe.  ISBN 8423992543.