Daniela Aza (Buenos Aires, 1988), licenciada en Comunicación Social, es una comunicadora argentina, creadora de contenido, facilitadora en discapacidad y diversidad.[1]

  • «Cuando hablamos de discapacidad, tenemos que entender que no estamos hablando de una falencia o falla, sino una condición que, en interacción con barreras y obstáculos, genera discapacidad».[2]

Sensibilización social

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  • «El término correcto siempre es persona con discapacidad. Siempre se acentúa el ser persona antes que ser discapacitado [...] Hay que entender que las personas con discapacidad somos, ante todo, personas. Cada uno brilla distinto».[3] «Los médicos les habían dicho a mis padres que no iba a poder hacer un montón de cosas, y no fue así [...] Todos los días las personas con discapacidad se preguntan con qué barrera se van a encontrar mañana es así. Como que todos los días tenemos que pedir disculpas por ser quien somos en una sociedad que ya debería ser para todas las personas y estar adaptada [...] De ahí muchos mitos y muchos tabúes que hay relacionados con la discapacidad. Como pensarla como eternamente niña [...] En campos como la maternidad todavía es impensado concebir a una mujer con discapacidad como madre porque nos llama la atención [...] Necesitamos reconocernos en las diferencias para pedir igualdad de oportunidades.No podemos reclamar si no nos percibimos como diferentes, pero iguales en derechos».[4]
  • «No es fácil vivir la discapacidad. Tuve que enfrentar muchos desafíos derivados de una sociedad que aún está muy lejos de aceptarla tanto en el ámbito educativo como en la accesibilidad física, la burocracia, etcLo más duro de una persona con discapacidad es tener que lidiar con esa sociedad que nos excluye, nos margina y estigmatiza. Toda mi vida sentí esa falta de representación y visibilidad o no tener una voz que me identificara. Por eso, una vez que terminé mi carrera y me recibí de licenciada en Comunicación, en la UBA, decidí empezar a visibilizar mi historia y hablar sobre temas que no se conversaban como los mitos que existen, las barreras, impedimentos. Ser esa voz que necesité de chica [...] Hacemos responsable a una persona con discapacidad por no cumplir con determinados patrones de normalidad y construimos estereotipos y mitos en torno a ella: que siempre va a requerir ayuda, que vive una desgracia victimizándola, que no se divierte [...] También existen estereotipos de género respecto a mujeres con discapacidad por no cumplir con los ideales de belleza instaurados. Hay muchos ámbitos como la moda, como dije, la sexualidad, la belleza, en donde las mujeres con discapacidad quedan ausentes. Se duda mucho de las capacidad y fortalezas y no se cree en las personas. Tenemos que ir más allá de los diagnósticos».[5]

Referencias

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