Cántaro

vasija o recipiente utilizado para guardar, conservar y transportar líquidos, similar a la jarra pero más grande, puede tener dos, una o ninguna asa.

Un cántaro es una vasija o recipiente utilizado para guardar, conservar y transportar líquidos.[1]

«¡Alma de cántaro!»
  • «En el ‘Pater Noster’, subió, subió la voz que parecía un cántaro de agua llenándose poco a poco, claro es que al final dio un gallo; pero da gloria oírlo».
  • «Las ideas que los hombres tenemos deben ser como piedras, y los cargos que ejercemos, como cántaros: ocurra lo que ocurra, debe romperse el cántaro».[3]
  • «Las muchachas del lugar volvían de la fuente con sus cántaros en la cabeza, volvían cantando y riendo con un ruido y una algazara que sólo pudieran compararse a la alegre algarabía de una banda de golondrinas cuando revolotean espesas como el granizo alrededor de la veleta de un campanario».
  • «Los cántaros, cuanto más vacíos, más ruido hacen».[5]
    • Alfonso X el Sabio
    • Nota: Con ligeras variaciones, aparece atribuida a refraneros de diversos lugares del mundo, biblias y libros de proverbios varios, e incluso a autores muy posteriores como Rabindranath Tagore.

Citas en verso

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  • «Pobre cantarito mío
    hoy lo lloro amargamente
    porque ayer me lo rompieron
    caminito de la fuente».

Proverbios, refranes y dichos

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  • «A cántaros» o «llover a cántaros» [por una lluvia abundante].[1]
  • «Alma de cántaro» [dicho de personas espíritualmente sencillas o ingénuas].[1]
    • Uso de la locución en el Quijote: «... tiene una alma como un cántaro: no sabe hacer mal a nadie» [dicho por Sancho Panza en el capítulo Capítulo XIII. "Donde se prosigue la aventura del Caballero del Bosque, con el discreto, nuevo y suave coloquio que pasó entre los dos escuderos"].
  • «Entrar en cántaro» o «estar alguien en cántaro» [entrar en sorteo o propuesto para algún menester].[1]
  • «La rosa fue a por agua y le dijo el lirio:
    deja el cántaro rosa y vente conmigo».
  • «Moza de cántaro».[1]
  • «Nunca falta un mezquino para un cántaro boquino».[10] [sobre la roñosería de usar cosas viejas]
  • «Tanto va el cántaro a la fuente, que por fin se rompe».[11][12] [sobre los peligros de la reincidencia]

Uso como refrán en el Quijote de Cervantes

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  • «“—¿Qué mejores [refranes] —dijo Sancho— que "entre dos muelas cordales nunca pongas tus pulgares", y "a idos de mi casa y qué queréis con mi mujer, no hay responder", y "si da el cántaro en la piedra o la piedra en el cántaro, mal para el cántaro", todos los cuales vienen a pelo? Que nadie se tome con su gobernador ni con el que le manda, porque saldrá lastimado, como el que pone el dedo entre dos muelas cordales, y aunque no sean cordales, como sean muelas, no importa; y a lo que dijere el gobernador no hay que replicar, como al "salíos de mi casa y qué queréis con mi mujer". Pues lo de la piedra en el cántaro un ciego lo verá. Así que, es menester que el que vee la mota en el ojo ajeno, vea la viga en el suyo, porque no se diga por él: "espantóse la muerta de la degollada", y vuestra merced sabe bien que más sabe el necio en su casa que el cuerdo en la ajena.”».[13]

Simbología

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  • «Cántaro roto».
  • «Cántaros de novia».
    • Nota: piezas decoradas que los hombres regalaban a sus prometidas (una vez hecho público el compromiso) y que ellas usaban hasta el día de la boda, guardándolo luego con el resto del ajuar.[16]
  • «Quedaron en cántaro».
    • Nota: Tradición en el norte de España que consistía en depositar en un cántaro los nombres de las mozas y los mozos y casarlos según se iban sacando las papeletas (de los que quedaban al final sin casar se decía que ‘quedaron en cántaro’).[17]
 
«Moza de cántaro»
La aguadora (1810), por Goya.

Otros fragmentos dramáticos en verso

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  • «“—Cántaro, tened paciencia;
    vais y venís a la fuente:
    quien va y viene siempre a ella
    ¿de qué se espanta, si el asa
    o la frente se le quiebra?
    Sois barro, no hay que fiar.
    Mas ¿quién, cántaro, os dijera
    que no os volviérades plata
    en tal boca, en tales perlas?
    Pero lo que es barro humilde,
    en fin, por barro se queda...”».

Referencias

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  1. 1,0 1,1 1,2 1,3 1,4 Definición en el DLE. RAE.
  2. García Lorca, Federico. La Casa de Bernarda Alba. Ed. 1993. Página 47. En Google Libros.
  3. Señor (1997), p. 290.
  4. Bécquer, Gustavo Adolfo. Leyendas; ed. de José B. Monleón, 1992. Página 187. En Google Libros.
  5. Señor, Luis (editor). Diccionario de citas. Editorial Espasa Calpe, 2005. ISBN 8423992543, p. 410.
  6. Antonucci, Fausta:Estudios sobre Lope. CVC.]
  7. Ochoa, Eugenio (1840). Apuntes para una Biblioteca de escritores españoles contemporáneos en prosa y verso. Bandry. Lib. Europea. París. p. 765. 
  8. Correas, Gonzalo (1906). Vocabulario de refranes y frases proverbiales y otras formulas comunes de la lengua castellana en que van todos los impresos antes y otra gran copia, p. 507. Ratés, 1906. En Internet Archive. Consultado el 17 de junio de 2021.
  9. Teijeiro, Miguel Ángel. Lope de Vega, Belardo y su huerta, p. 71. Editora Regional de Extremadura, 1993. En Google Libros.
  10. Junceda (1997), p. 326.
  11. Junceda (1997), p. 457.
  12. Foulché-Delbosc, Raimundo (1889/2006). 1313 Proverbios Judeo-Españoles. Obelisco. p. 84. ISBN 849777311X. 
  13. Cervantes, Miguel de (2010). El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha. Proyecto Gutenberg.
  14. Sancho a don Quijote. en el capítulo XLIII: "De los consejos segundos que dio don Quijote a Sancho Panza".
  15. Revilla, Federico (1990). Diccionario de Iconografía. Cátedra. p. 78.  ISBN 84-376-0929-1.
  16. Sánchez Trujillano, María Teresa (1987). Cántaros. Trabajos del Museo de la Rioja nº 3. Logroño; DP: LO-308-1987. p. 7. 
  17. Feito, José Manuel (1985). Cerámica tradicional asturiana. Itto. de la Juventud y Promoción Comunitaria. Editora Nacional. p. 295.  ISBN 84-276-0716-4.
  18. Texto en línea

Bibliografía

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  • Señor, Luis (1ª ed. 1997 / 2017). Diccionario de citas. Espasa Calpe.  ISBN 8423992543.

Enlaces externos

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